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La generación Álvarez

25/09/2023
 Actualizado a 25/09/2023
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Dependiendo de su edad, es muy probable que usted fuera uno de los millones de niños españoles que estudiaron y aprendieron muchas cosas con la Enciclopedia Álvarez, una obra destinada a ser aprendida de memoria porque su confección se basaba en la máxima de «sólo se sabe lo que se recuerda». Y si no es el caso, porque pasa de 70 o no llega a 50 en números redondos, seguramente tuviera en casa algún ejemplar que tal vez conserve a día de hoy, como es mi caso. Una auténtica joya editorial. 

La de Álvarez fue una serie de libros de texto tipo enciclopédico en los que se incluían todas las materias del curso que ideó un profesor zamorano que entendió la necesidad de crear un producto que se caracterizara por ser intuitivo, sintético y práctico, completándolo con un libro del maestro para afianzar los conocimientos de los niños mediante la realización de actividades prácticas. Lógica pura y dura y eficacia pedagógica, creo yo, hasta que vengan las maestras progres y los profesores ‘woke’ a decirme que ese método es franquista y no vale y hay que quemar los libros. 

Hablábamos en una comida de la Enciclopedia Álvarez en sus distintas versiones y grados como el único libro de una generación de personas de donde salieron después médicos, catedráticos, investigadores, juristas, profesionales de todos los ramos y políticos de verdad, no la metralla que padecemos ahora de izquierda a derecha y de arriba abajo, porque en su infancia se asentaron conocimientos y se generaron inquietudes como base para seguir estudiando. Todo gracias a un libro sencillo para cada grado y suficiente para aprender pero también para defenderse por la vida.

No le sorprenda si alguien le dice, si es que se atreve a decirlo, que los planes educativos de hoy en día, con una docena de libros por curso que cuestan 400 euros y cuando nos parece que tenemos todas las herramientas para impulsar el conocimiento a nuestro alcance, no van encaminados a formar niños inteligentes capaces de pensar por sí mismos y jóvenes con inquietudes y ganas de saber, sino borregos sin luces que sigan al rebaño sin salirse de la fila. Afortunado usted, si fue de la generación Álvarez. 

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