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Fuego, agua e imprudencia sobre Valencia

03/03/2024
 Actualizado a 03/03/2024
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Tan solo quedan unas pocas semanas para que tengan lugar las fallas o ‘cremà’, así llamado el hecho festivo marzal, fecha en que los valencianos convierten estruendosamente en cenizas el arte figurativo de su imaginación. Desgraciadamente y como preámbulo, otro fuego, esta vez no intencionado, ha dejado días atrás y en pocos minutos todo un gran edificio en espectro ennegrecido sumido en el más conmovedor silencio. El resultado humano de este terrible incendio, cuya causa está aún por desvelar, ha sido una decena de muertos, algunos bomberos heridos y más de 300 moradores que se han quedado sin hogar y tan solo con lo puesto. Este suceso de conmoción internacional es la tercera tragedia que han sufrido los valencianos desde que uno tiene uso de razón.

Se conoce como gran riada de Valencia la inundación ocasionada por abundantes lluvias que cayeron el 13 de octubre de 1957, motivando el desbordamiento del río Turia y posterior desvío de su cauce al sur de Valencia conocido como Plan Sur. La riada causó al menos 81 muertos y cuantiosos daños materiales. Por esta fecha se dieron en buena parte de su cuenca precipitaciones de más de 300 mm, que continuaron el 14 con más de 100 mm. Salvo la zona próxima a la catedral -lo que demuestra lo acertado de los promotores en su asentamiento-, las alturas alcanzadas por el agua durante la riada fueron muy variadas en la capital, desde los 40 centímetros hasta los 5,20 metros en la Calle Doctor Ortiz. En lo registros de los 636 años transcurridos entre 1321, hasta 1957, se han contabilizado en Valencia 25 episodios de riadas.

Meses después de esta catástrofe y ante la tardanza de las ayudas por parte del gobierno central, el alcalde de Valencia, a la sazón Tomás Trémor Azcárraga, tuvo la osadía de enfrentarse nada menos que con su «excelencia superlativa Paco, el Hidráulico», quien, como era de esperar, le destituyó. Sin embargo, el adalid municipal logró su objetivo, ya que como consecuencia de sus críticas se agilizó la ayuda y el proyecto del citado Plan Sur.

A las 13:03 horas del lunes 3 de julio de 2006 un metro de la Línea 1 de Metrovalencia que transportaba alrededor de 150 viajeros descarriló en una curva cercana a la estación de Jesús, en el barrio de Patraix, dejando 43 fallecidos (entre ellos el conductor del tren) y 47 heridos de distinta consideración diseminados por un túnel. Al parecer por exceso de velocidad. 

En noviembre de 2018 la juez ocupada del caso concluyó la instrucción del sumario acordando el procesamiento de la exgerente y directivos de la empresa de los Ferrocarriles de la Generalidad Valenciana (FGV). Finalmente el juicio no se celebró porque en enero de 2020 se llegó a un pacto entre las acusaciones y las defensas de ocho directivos implicados, por el que cuatro de ellos reconocieron su culpabilidad en el accidente y aceptaron la condena de 22 meses de prisión, siendo absueltos los restantes. La investigación judicial determinó considerar al fallecido conductor del tren como el único responsable del accidente.

Dado que un año antes de este suceso se habían producido los atentados de Londres, unido a que se esperaba la visita del Papa a la ciudad para finales de semana, se pensó en un posible atentado terrorista, aunque desde el primer momento el Gobierno valenciano descartó esa posibilidad. Las familias de las víctimas formaron una asociación que no cejó en su empeño de averiguar la verdad de lo sucedido. Pero el entonces presidente de la Generalidad, Francisco Camps, nunca aceptó entrevistarse con ellas.

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