Hay canciones que entran por los oídos y es imposible dejar de darles vueltas y vueltas una y otra vez en la cabeza. Con éxito logró entrar en mi cabeza hace ya casi una década la canción ‘Esperando el autobús’, de Oveja Modorra, con su breve letra y ritmo pegadizo que hacen que cada vez que la escucho o la recuerdo me quede siempre tarareando...
Y dándole vueltas en su cabeza, aunque quizá simplemente al título de ‘Esperando el autobús’, estarán ahora mismo los cerca de 9.000 niños de los pueblos de nuestra provincia que practican cualquier modalidad de deporte escolar y que no tienen ninguna noticia de las ligas escolares con el mes de marzo a la vuelta de la esquina.
Una competición que ya debería haber empezado en noviembre de 2023 y de cuya organización se encarga la Diputación de León, esa institución donde quienes estén al mando en cada momento presumen siempre de resolver los problemas que hay en los pueblos. Sin embargo, todo apunta a que volveremos a ver este año la resurrección de Jesucristo sin que los niños y niñas de la provincia hayan podido comenzar a disfrutar del deporte que más les gusta por los diferentes rincones de la geografía leonesa.
Poco ha hablado de esta situación el actual equipo de gobierno del PSOE y la UPL en la institución provincial más allá de defenderse diciendo que la licitación del contrato para la prestación del servicio de transporte de los diferentes equipos de ayuntamientos o clubes ha quedado desierta hasta cuatro ocasiones.
Por lo tanto, lo peor de todo es que la solución al problema por parte de la Diputación ni está, ni se la espera, aunque puede que opten a llevarse el premio al mejor defensa de la temporada en la Liga Escolar, porque ha echado balones y ha encasillado el transporte para que lo asuman los propios ayuntamientos o clubes si quieren dar inicio a los campeonatos pese a que siempre lo habían costeado las arcas provinciales.
No obstante, los que nos dedicamos a que los pequeños de los pueblos disfruten del deporte en el medio rural seguimos organizando encuentros amistosos con el trastorno y esfuerzo que supone para los padres el transporte particular mientras tarareamos una vez más en nuestra cabeza ‘Esperando el autobús’.