17/11/2023
 Actualizado a 17/11/2023
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A pesar de que, sinceramente, yo esperaba un giro de guion inesperado en todo este tema de la investidura de Sánchez, las cesiones sin condiciones a los independentistas a cambio de un puñado de votos y terminar con la separación de poderes en España, finalmente ha sucedido lo que, por otra parte, era lo más lógico. Pedro Sánchez fue ayer investido con el apoyo de todos esos personajes que forman ahora el arco parlamentario.

Mi esperanza de que finalmente se produjese esa sorpresa que nos convocase de nuevo a los españoles a decidir en las urnas, no sólo respondía a una ilusión, sino que, conociendo los personajes implicados en la negociación que no dicen la verdad ni al médico y lo que es peor, teniendo en cuenta que tanto unos como otros conocen lo embusteros que son la otra parte, Puigdemont se convencería que en cuanto menos se lo espere, Sánchez le engañará. Eso, junto al miedo de Puigdemont de pasar por un botifler, pensaba que finalmente pesaría más en la balanza y a última hora daría al traste las negociaciones.

Sin embargo, lamentablemente, mis esperanzas no se han cumplido y finalmente el PSOE ha hecho caso omiso a las asociaciones de jueces, de fiscales, al Tribunal Supremo, a los Inspectores de Hacienda y de Trabajo, a la CEOE, a los interventores y secretarios de ayuntamiento y otro sin fin de organizaciones, para tocar de muerte el espíritu del 78 y a la Constitución Española, con el único afán de conservar el poder tras unas elecciones, que, contra lo que algunos piensan, ganó el Partido Popular.

Muchos ciudadanos han «comprado» el falaz argumento que utiliza el PSOE para justificar tal ataque al Estado de derecho y a la división de poderes. Este argumento, cargado de buenismo bobalicón, justifica todas las cesiones a los independentistas en pos de una convivencia entre españoles en una especie de reconciliación entre hermanos, cuando esto no puede estar más lejos de la verdad.

Neville Chamberlain, primer ministro británico al comienzo de la II Guerra Mundial, fue famoso por su ‘política de apaciguamiento’, con la que, mediante multitud de cesiones a la Alemania nazi, quiso mantener calmado a Hitler en sus ansias nacionalistas con tal de mantener la paz en Europa. Famosa también es la frase que le dijo Churchill de que «entre la guerra y el deshonor, habéis elegido el deshonor, y tendréis la guerra».

Esto mismo es muy parecido a lo que está pasando ahora (salvando las distancias) en relación con las cesiones del PSOE y el punto de vista de toda esa gente de bien que quiere sacarle un punto positivo a todo esto.

Ante el chantaje, las amenazas, los avisos de romper España y las promesas de que lo intentarán una y otra vez, no se puede claudicar con la esperanza de que se den por satisfechos, como no se podría entender que alguien al que amenazan cada mañana con robar la cartera, hiciese un bizum cada día a su chantajista para tenerle contento.

Entre el conflicto y el deshonor, Sánchez ha elegido deshonor, y tendrá el conflicto.

 

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