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ESO o la cándida adolescencia

20/11/2021
 Actualizado a 20/11/2021
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Los españoles nacidos en democracia hemos podido observar cómo gobierno que llega, gobierno que modifica el sistema educativo. Un montón de reformas y leyes inspiradoras de trabalenguas que no terminan de trazar un currículo pedagógico adecuado. Por más que lo hayan intentado no aciertan. Y esto no es una opinión, sino realidad demostrada y demostrable cuando España es el país de Europa con la tasa más alta de repetidores en secundaria.

Cuántas veces habremos escuchado que los chavales de hoy no estudian como nosotros, que se les exige menos. No es cierto. El nivel requerido en primero de secundaria e incluso en los dos últimos cursos de primaria, es muy superior en dificultad y contenidos ahora que antes en asignaturas como Matemáticas, Lengua o inglés. Por no hablar de la dureza presente en los cambios de ciclo. Así las cosas, en un parcial de Biología de 1ª de ESO, de 30 alumnos aprueban 5. ¿Esto no debería llevarnos a un replanteamiento serio de las cosas?

Si bien es cierto que las nuevas generaciones se enfrentan a un mundo tecnológico lleno tanto de saberes como de tentaciones, algo no funciona. Por ejemplo, hay asignaturas que muchos centros y el propio sistema tratan como ‘marías’, se limitan a ver vídeos y organizar pequeños debates o puestas en escena. Es el caso de Música, Plástica o Filosofía. Y el caso es que a muchos jóvenes les interesa, lo que no les atrae es la forma de afrontar la materia. No aprenden nada, se limitan a hacer el indio para subir nota en las troncales. Pero parece que el sistema olvida que no todos querrán ser ingenieros, arquitectos, biólogos o informáticos. Despierten, no están dando en el clavo. No logran captar su interés. Posiblemente porque se ha limitado en exceso su capacidad crítica y artística, amén de las humanidades. Están saturados.

Para colmo acaba de aprobarse por ley la eliminación de las recuperaciones extraordinarias. Lo que nos faltaba.
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