Dime,
qué fue de ti, León
en estos cincuenta años,
cuando los hombres honraban
la santidad negra de tu tierra
y los niños jugaban en el hielo
y la solemne esperanza de abril.
Tendrás agravios y cuentas por saldar.
Y sí, ha llegado la hora de ventilar
los salones de tu corazón,
de cerrar los puños y sortear la noche,
pero, dime,
dime,
qué fue de ti,
León,
en estos largos,
largos años de viaje.
qué fue de ti, León
en estos cincuenta años,
cuando los hombres honraban
la santidad negra de tu tierra
y los niños jugaban en el hielo
y la solemne esperanza de abril.
Tendrás agravios y cuentas por saldar.
Y sí, ha llegado la hora de ventilar
los salones de tu corazón,
de cerrar los puños y sortear la noche,
pero, dime,
dime,
qué fue de ti,
León,
en estos largos,
largos años de viaje.