Liam Morrison es un estudiante de secundaria de Massachusetts que fue expulsado de clase por llevar una camiseta con la frase «Sólo hay dos géneros». Dos adultos le condujeron a una sala en la que dijeron que tendría que quitarse la camiseta si quería volver al aula. Lo sorprendente es que, con sólo 12 años, el chico fue lo suficientemente valiente como para negarse, por lo que las autoridades del centro avisaron a su padre para que se lo llevase a casa.
En su defensa ante la junta escolar, grabada y muy aclamada estos días en redes sociales, Liam argumenta que su camiseta no contenía ninguna ofensa ni amenaza, que él nunca se había sentido agredido en su sensibilidad cuando veía banderas del orgullo y carteles sobre la diversidad en cada rincón del instituto, y que su expulsión vulneraba su derecho a la libertad de expresión.
La cuestión no está en si sólo hay dos géneros o no, sino en si se puede opinar al respecto o si, por el contrario, sólo una opinión es lícita, es decir, si ya es un hecho que vivimos en el totalitarismo perfecto en el que Orwell, poco después de que los aliados ganasen la Segunda Guerra Mundial, aventuró que terminaríamos.
Los que piensen que lo de Liam Morrison es una simple escaramuza yanqui podrían revisar el caso del profesor de Biología de Secundaria Jesús Barrón, suspendido seis meses de empleo y sueldo por la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso (dime lo que aparentas y te diré lo que no eres), «por enseñar la realidad científica, que solo existen dos sexos, XX y XY».
Liam también contó que ninguno de sus compañeros le había dicho sentirse ofendido por la leyenda de su camiseta, al contrario, muchos le habían expresado su apoyo e incluso algunos le habían pedido una camiseta igual. Y es que si de algo estoy seguro (además de lo que ponía la camiseta de Liam) es de que ninguna generación de niños y adolescentes que haya sufrido un grado de adoctrinamiento tan brutal como el que padecen los de nuestra época ha terminado sin revelarse en bloque contra el ideario que se les intentaba embutir.
Lo dijo Chesterton hace unos cien años: «Llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde». Parece que de momento ya conviene llevar armadura.

El pasto es verde
06/05/2023
Actualizado a
06/05/2023
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