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¿El mismo bucle en el PP de León?

29/04/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Ya se huele –y cada día que pasa con mayor intensidad– la cuenta atrás para las municipales y las autonómicas. Y la partida –con las cartas marcadas de siempre– quieren burlarla los propios de timbas anteriores. ¿Se repetirán los mismos rostros junto al tapete? Sí, claro, en eso están los que no se renuevan, quienes, como Felipito Tacatún, el personaje creado por el desaparecido cómico argentino Joe Rigoli, dicen aquello de ¡yo sigo!

El plurivalente Juan Martínez Majo, el hombre de los tres cargos –presidente del PP de León, de la Diputación, y alcalde de Valencia de Don Juan– quiere continuar en el Palacio de los Guzmanes otros cuatro años más para rematar –que dice él– ‘las cosas pendientes’. El exalcalde, Emilio Gutiérrez, albergaba la misma intención –y tentación– en cuanto a un nuevo mandato en el Ayuntamiento de la capital –en total, dos por idéntico motivo que aduce Majo–, si bien con el soporte de una gestión económica impecable –ahí están, en la tesorería municipal, sus números– y una victoria en las urnas, en 2011, aplastante: mayoría absoluta. Luego, por sorpresa, sería descabalgado de la candidatura con alevosía y nocturnidad. Y nunca mejor dicho lo de la nocturnidad, porque era medianoche cuando descolgó el teléfono para escuchar la tropelía.

Aunque aparecen nebulosas en cuanto a la figura de Silván al frente de la alcaldía leonesa, Martínez Majo, en su papel de hombre prudente, apuesta por la prórroga del actual alcalde en el sillón principal de Ordoño II. Cierto es que, sonriente, envida rumboso, pero tampoco lo es menos que lo hace con la boca pequeña y el gesto lleno de candor. Seráfico. Piadoso… ¿Y, hasta cierto punto, impostado? Que se lo pregunten a Gutiérrez.

Y como siempre hay un roto para un descosido, es más que probable que, con el rabillo del ojo, con la mirada al bies, las pupilas de los que nunca se renuevan –los de siempre– continúen posándose –por si acaso– en las Cortes autonómicas, y, picando muy alto, en el Congreso y en el Senado. En el segundo de los casos, en el Congreso, el eterno Eduardo Fernández está atornillado a la silla de la Carrera de San Jerónimo a sangre y fuego; y, en el otro, Luis Aznar, en la Cámara Alta, ha realizado un trabajo denso, extenso, presencial e irreprochable. Al mismo tiempo, uno y otro cuentan con el respaldo inequívoco de quien ya, en Castilla y León, está al frente de la familia (?) popular.

Se anuncian, en el mejor de los casos, tiempos embrollados para el PP provincial. El clima… ¿nostálgico? –digámoslo así– sigue ahí, vivo, y los que no se renuevan, lo saben. Quizá Majo sea el que más sencillo lo tenga dentro de un año. Otros… ya lo dirá el bucle.
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