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‘El habla de Villacidayo’: identidad y memoria

14/05/2025
 Actualizado a 14/05/2025
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Hay un capítulo muy fértil en la filología española, que ha producido valiosos resultados y que procede de una bifurcación confluyente: la escuela alemana de “palabras y cosas”, con abanderados como Meringer, Schuchardt y, sobre todo, para nosotros Fritz Krüger; así como la corriente francesa de la geografía lingüística, encabezada por J. Guilliéron.

La segunda dio lugar a la elaboración de atlas lingüísticos, que se realizaron en Cataluña, Andalucía, Aragón, Murcia, León o Canarias. Manuel Alvar es uno de los pioneros entre nosotros de tal labor, así como nuestro querido maestro de la universidad salmantina Antonio Llorente Maldonado.

La metodología –lingüístico-etnográfica– de “palabras y cosas” dio como resultado en nuestro país la elaboración de tesis doctorales sobre localidades o comarcas concretas. Y aquí aparece León como provincia afortunada, ya que cuenta con tres valiosas tesis que, además de la indagación en hablas leonesas concretas, nos proporcionan valiosos datos de tipo antropológico y etnográfico.

Habríamos de hablar, en primer lugar, del pionero estudio de Santiago Alonso Garrote sobre ‘El dialecto vulgar leonés hablado en Maragatería y Tierra de Astorga’, de 1909. Y ya, como tesis, el habla de la Cabrera Alta, de Concha Casado; el habla de Babia y Laciana, de Guzmán Álvarez; y, en fin, el habla de Villacidayo, de José Millán Urdiales Campos.

Y pasamos a tratar ya sobre ‘El habla de Villacidayo’, de José Millán Urdiales. La obra, publicada inicialmente en 1966 por la Real Academia Española, como número XIII de los Anejos de su Boletín, que obtendría, además el primer premio del concurso de la Fundación Rivadeneira, y ya completamente agotada, acaba de ser reeditada por el Instituto Leonés de Cultura, para poner de nuevo la obra a disposición del público interesado.

Este pasado viernes, la presentamos en el salón de actos del Instituto Leonés de Cultura, con la presencia de su director e impulsor de la publicación Emilio Gancedo, y con las intervenciones de José Ramón Morala, nosotros mismos y Martín Urdiales Shaw, hijo del autor.

‘El habla de Villacidayo. Estudio del leonés de la ribera del Esla’ constituye la segunda entrega de la colección La Piedra Llar (ILC, Diputación de León), tras el libro de Guzmán Álvarez sobre el habla de Babia y Laciana.

Se trata de una hermosa edición, modélica a nuestro parecer, con cubierta en tapa dura, cuidada, revisada y corregida por el ya citado Martín Urdiales Shaw, Vanessa Fernández Campos y Christian Fernández Chapman; quienes han realizado una tarea filológica muy cuidadosa y con gran minuciosidad.

El acto de la presentación fue vibrante, con la asistencia de un público muy atento, que prácticamente llenó la sala, compuesto, en parte, por vecinos de Villacidayo, Villanófar y otras localidades de la comarca leonesa de Rueda (entre ellos, el poeta José Antonio Llamas, oriundo de Villacidayo por vía materna), así como por familiares del autor y por otras personas interesadas por tal tema de la filología leonesa.

Tanto ‘El habla de Villacidayo’, como otras investigaciones sobre las hablas leonesas, son libros que estarán ahí siempre, que serán buscados, porque aportan una documentación valiosa e imprescindible sobre una memoria rural, que aúna los modos de hablar con los de vivir y estar en el mundo, y, al tiempo, son herramientas para entender la identidad de nuestros pueblos y nuestras comarcas, en un mundo globalizado en el que se desdibuja todo lo particular, toda esa cultura tradicional que nuestras comunidades campesinas han ido elaborando a lo largo del tiempo, en esa lógica de la intrahistoria de que hablara Miguel de Unamuno.

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