Como es bien sabido, ‘tener enchufe’ es expresión metafórica utilizada cuando se consiguetrabajo de modo fácil y sin esfuerzo: puesto, encargo, dirección, etc., merced al respaldo familiar o de persona amiga, influyente o poderosa. En España una de las expresiones más extendidas para conseguir empleo es «el que no tiene padrinos no se bautiza». Todo consiste en ‘mover los hilos’. Franquicia no es, pero, si ‘tienes enchufe’, crecen las posibilidades de alcanzar lo que deseas. Un estudio cifra en casi un 75% las ofertas de empleo que nunca ven la luz públicamente y que tan solo se consiguen de modo obscuro, subrepticio. En algunos países de América hispana ‘tener padrinos’ tiene otra expresión con el mismo efecto. Por ejemplo, en México dicen ‘tener palanca’. En otros países de América hispana utilizan ‘tener rosa’, ‘tener muñeca’ o ‘tener conector’. Tener o no tener, he ahí el dilema.
Javier es miembro del Partido X que gobierna la Comunidad Autónoma X, y anda más quemado que el mechero de Colombo, porque su hijo ha finalizado los estudios secundarios y no desea continuar.
–¡Ah!, gandul, ¿con que estudiar te causa ya grima? –amonesta con vehemencia el padre al chico–. Como no quiero ningún holgazán en casa, irás a trabajar en lo que caiga y así te vas a enterar de lo que vale un peine.
En busca de empleo, acude Javier a Pedro, amigo y alto funcionario de la Comunidad, pidiéndole ocupación para el vástago, que en esta vida el enchufe es, como el peine, un instrumento útil cuando viene al pelo –Oye, Pedro, un favor te pido. Mi hijo Javier acabó los estudios de bachillerato y no desea seguir. Como no quiero en casa tipos de la ‘generación Nini’, o sea, ni estudio ni trabajo, mira por ahí, en el trastero de nuestra competencia administrativa, si le encuentras un curro. Nada más sea, leche, para que recapacite, vea la ventaja de seguir estudiando, comprenda que todo lo apetecible exige un esfuerzo, no se me extravíe en la vida como se perdió el ‘Che’ Guevara por la selva boliviana.
Al poco tiempo, Pedro: –He encontrado algo estupendo: Asesor de la Comisión de Salud. Trabajo sencillo. Unos 4.000 pavos al mes. ¿Está bien, no? –Eso es un disparate. Ni asuso ni tampoco ayuso.
A los pocos días, Pedro: –Creo que ya lo tengo. Le puedo conseguir el cargo de Secretario Privado de un Diputado de la Cámara. El sueldo esta vez no es muy alto, 2.500 al mes, ¿qué te parece? –Que no, Pedro. No me entiendes. Lo que quiero para Javierito es que sienta la necesidad de continuar estudiando, como modesto inicio para ganarse un buen puesto en la vida... coño. Si entra cobrando ya un sueldo elevado, no tendrá ningún deseo de seguir trepando. ¿Lo captas ahora?
Al día siguiente, Pedro: –Creo, Javier, que ya he dado en el clavo. Le he encontrado un puesto de Ayudante del Encargado del Archivo. Aunque el sueldo es, más bien, bajo. Unos 1.500 mensuales, ¿hace, no? –¡Joder, que no, Pedro! ¡Por favor! ¡Sigues sin entenderme! Consigue algo más enclenque, unos 500 o así, para serte claro. Con eso no dejará los libros.
– ¡Ay, querido amigo, eso es imposible! –¿Pero, por qué, Pedro? ¡‘Noli me tángere’... los huevos! –Líbreme el de arriba– de tocarte nada, Javier. Simplemente te digo que esos puestos conllevan la de Dios es Cristo: título, oposición, currículum, masters, experiencia... ¿me entiendes tú ahora?

El enchufe de Javier
24/07/2022
Actualizado a
24/07/2022
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