La foto del 65 Día del Bierzo volvió a contener a cada quien en su sitio pero sin dejar huecos. Gobierno, Junta y Diputación sentados en el ‘palco’ de autoridades al lado del Consejo Comarcal, del alcalde de Ponferrada, de los ediles y de las que siguen llamando autoridades civiles y militares y el resto de regidores de una comarca que vive esta celebración con un clamor en la garganta. Cada 8 de septiembre se convierte en una reivindicación berciana, por si alguien escucha. Petición que empieza siempre por: nada se ha hecho de lo nuestro. Y así justifica recuperar cada punto y coma del año anterior. Es sacar la cabeza por encima del agua un poco para gritar que estamos aquí, sin el carbón, sin las térmicas, a punto del ahogo y que no llegan las promesas sin los hechos. El alcalde de Ponferrada puso el ‘ya’ como puñetazo sobre la mesa a los compromisos de aquellos a los que afeó que solo se acerquen para no dejar un vacío en esa instantánea festiva. Luego, un año de nada. Por eso el Día del Bierzo es un tirón de orejas que esta vez reivindicó una lucha decidida contra la despoblación. Sin gente, lo demás es demasiado. En eso coinciden todas esas instituciones que llevan la batuta. En lo que no están tan de acuerdo es en los hechos, pero para eso también dejó su píldora el Día de La Encina. Unidad. Ir todos a una para multiplicar. Algo que asusta decir por obvio, pero lo hace también por estar al borde de la utopía.
Sin gente, lo demás es demasiado
El Día del Bierzo se convirtió en un momento de reflexión y queja sobre la despoblación. Recuperar vecinos no es algo romántico, es una necesidad que la comarca urge. Dice que le sobran promesas donde faltan hechos
09/09/2023
Actualizado a
09/09/2023
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