La evolución de los padrones provinciales en los más de 40 años que han transcurrido desde la firma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León no deja lugar a las dudas: el centralismo de Valladolid es incuestionable. Las estadísticas evidencian que no se trata de simples lamentos llegados desde un León que se pase la vida ‘llorando y suspirando’. Nadie puede cuestionar que no se ha hecho lo suficiente por amortiguar la crisis demográfica en determinados territorios, sobre todo en las provincias de la Región Leonesa, mientras que Valladolid es la gran, por no decir la única, beneficiada del actual marco autonómico. No es una cuestión solo leonesa, demarcaciones como Palencia, Ávila, Soria y hasta Burgos también ven mermados sus padrones frente a una provincia vallisoletana que ha ganado más de 40.000 habitantes.
En este festivo autonómico cabe preguntas qué provincias tienen realmente motivos para celebrar. Desde luego que en Valladolid pueden montar hoy una gran fiesta.
Urge revertir los desequilibrios territoriales. Solo una discriminación positiva puede cambiar la tendencia demográfica más que preocupante de provincias como León.