29/05/2023
 Actualizado a 29/05/2023
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Cuando escribo estas líneas aún no se han abierto las urnas para que el pueblo soberano dicte sentencia y coloque alcalde/alcaldesa y concejales en el lugar que les corresponda… Alguien diría que ante dios y ante la historia, pero a mí me parece excesivo.

Si bien es posible que al leer este artículo tú ya sepas los resultados, y si han sido de tu agrado o no. Tranquilidad, que ni los buenos son tan buenos ni los malos son la bicha, ya que esta no hay más que una y no vamos a liarla con su dueño.

Lo que sorprende es la capacidad de análisis de los aspirantes a la hora de reinterpretar los resultados obtenidos, ya que todos, según su versión ad hoc, han ganado. Pero el relato que hacen dista muy mucho de cómo lo entiende el común de los mortales, aunque a unos los voten y a otros los hayan botado. Unos porque han bajado concejales, sí, pero… han subido en votos, y otros con menos votos, es verdad, pero… han subido en concejales, por aplicación de la ley D’Hondt de votación proporcional.

Lo cierto es que, de cara al público, todos están más contentos que unas castañuelas, ¡mucho!, o eso aparentan, al menos. Pero no, no es verdad. ¡«Enga», que sabemos que la procesión va por dentro!, y además hay que aguantar el tirón.

Es que con su fabulación y pensamiento proactivo ya habían visto a sus cónyuges respectivos ejerciendo y con la vara de mando municipal en la mano… y al ‘cuñao’ contento. Mas no será así, ni les llamarán señora o «señoro» del alcalde o alcaldesa. ¡Es lo que tiene perder! Además, ya no podrán acompañarlos a la multitudinaria recepción de autoridades que tanta ilusión les hacía. Aunque, ahora que lo piensa bien, lo importante es la salud.

A pesar de todo, felicidades a ganadores, perdedores y mediopensionistas.

«Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores». Winston Churchill. Salud.
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