El Día del Beso Robado

Puede que, en algún momento de tu vida, le hayas ‘robado’ un beso a alguien… o tal vez te lo hayas planteado… Descuida, que no te voy a preguntar –ni tampoco a responder, claro–, no vaya a ser que nos metamos en un jardín… porque, aunque un beso –un beso… de verdad, ya me entiendes– es, sin duda, una de las mejores sensaciones que puede experimentar el ser humano, necesariamente ha de ser voluntad de dos.

Pero, oye, resulta que mañana, 6 de julio, se conmemora el ‘Día Internacional del Beso Robado’, cuyo origen, según se lee por ahí, podría remontarse a la Gran Bretaña del siglo XIX… aunque eso es lo de menos. ¡Ah! Y no se ha de confundir con el ‘Día Internacional del Beso’, a secas –si recuerdas, de ese ya hablamos aquí mismo allá por el 2020–, que se celebra cada 13 de abril. Y es que un beso es mucho más de lo que, a priori, pueda parecer… Hay algunos, desde luego, inolvidables, caso –ya te lo dije en su día– del de Rick Blaine e Ilsa Lund –Humphrey Bogart e Ingrid Bergman– en la película ‘Casablanca’, o el protagonizado por el marine norteamericano George Mendonsa y la enfermera Greta Zimmer en Times Square el 14 de agosto de 1945 –inmortalizado por el fotógrafo Alfred Eisenstaedt–, al anunciarse la victoria de los Estados Unidos sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial; este último, por cierto, probablemente el beso robado –que lo fue– más famoso de la historia. Y… sí, ya sé que ninguno, por célebre que sea, se puede comparar a aquel tan especial que viviste en primera persona o, incluso a ese que –quién sabe– está aún por llegar…

Sea como fuere, no olvides que un beso apasionado –en el que intervienen, dicho sea de paso, 146 músculos– hace que se liberen dopamina –produce sensación de placer–, serotonina –mejora el estado de ánimo–, oxitocina –fortalece el apego– y endorfinas –nos hacen sentir más felices–; contribuye a quemar calorías; ayuda a reducir el estrés; protege contra la depresión… Que –lo afirma la ciencia, que conste– todo son beneficios, vamos…