Mediante el amparo de la Diputación han salido en León los ‘Cuadernos de la lluvia’, delicada, mimada publicación no venal numerada, bajo la dirección del poeta y artista plástico Adolfo Alonso Ares, buen conocedor de este bello hacer literario.
Y como quiera que nos hallamos ante el celebrado cuatrocientos aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, aunque, por desgracia, no tanto como el deWilliam Shakespeare por los ingleses,con muy buen criterio el arranque de dicha coleccióno número uno ha recaído en el escritor alcalaíno y en su favorita criatura, Don Quijote, el lúcido loco Alonso Quijano, gracias a un texto debido al arquitecto, escritor y poeta Luis Carnicero titulado ‘Últimas confesiones de don Quijote: en la desmayada luz’ en el que reluce un encarte que vierte su atención en La Diana de Jorge de Montemayor y en la de Gaspar Gil Polo.
La verdad, desconozco si Luis Carnicero pertenece a la Asociación Cervantista, pero después de leer este cuaderno donde Don Quijote, siempre enamorado de la luz, durante tres días nos cuenta en primera persona todo cuanto le ha sucedido, sucede, imagina, inventa, piensa, la razón de su lucha, andanzas y desventuras a la vez que nos suelta profundos, hermosos pensamientos del tipo: «Dulcinea existe, aunque no existiera yo. Solo existe el amor» o aquellas otras nada desaprovechables palabras de: «Todo lo dejé para encontrarlo todo», o «Nunca olvidé el humanismo a pesar de sufrir la injuria y el cruel acabamiento», desconozco, digo, si Carnicero está en la asociación nombrada, pero tras leer este cuaderno y tras contemplar la extraordinaria exposición de las muchísimas ediciones de El Quijote a él pertenecientes que se exhibe temporalmente en el Palacio de los Guzmanes debería estarlo. Podría aportar mucho con su entrega mística y mistérica a todo cuanto tiene que ver con el Manco de Lepanto a esos otros interesados en el mundo cervantino.
Comento esto en una hora en que siento con más intensidad que nunca la luz. Como que no viviese en la tierra. Un sol benevolente acaricia mis manos en la frontera del silencio. Sucede en primavera. Lo quiera o no.

El Cervantismo de Luis Carnicero
17/06/2016
Actualizado a
18/09/2019
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