Un barco sube una montaña para navegar en el río que hay al otro lado. Lo hace izado por decenas de manos y con un rudimentario sistema de poleas. Sudor y barro bajo los pies, de la mañana a la noche. Un empeño que tal vez quede frustrado a medio camino si el barco se cae hacia atrás, o que puede acabar mal al otro lado de la cumbre, cuando el barco tenga que bajar hasta el agua.
El director de cine y escritor Werner Herzog se empeñó en ‘Fitzcarraldo’ en hacer real esta subida de un barco por una montaña. Esas manos tiran de un barco de vapor de más de trescientas toneladas y es espectacular verlo porque es terrible verlo. Acabarán usando, para ayudarse, el propio motor del barco.
Estos días siento que estamos subiendo el barco de Fitzcarraldo por la montaña. Y ya es la tercera vez. El barco ha subido y ha bajado, ha subido y ha bajado y ahora otra vez sube y baja. Hay muchas manos despellejadas por ese trabajo, por el continuo roce de las cuerdas que sujetan el barco. Manos que tratan de controlar la subida y de procurar la bajada: el descenso de esta tercera ola de la pandemia del coronavirus.
Vuelven las cifras de muertos monstruosas, las protestas de los sanitarios por agotamiento, los hospitales saturados, los enfermos aislados durante semanas. Y al otro lado de la ventana hace sol. Parpadeo: sí, hace sol y hay un cielo color de colcha infantil. ¿De verdad está ocurriendo todo esto?
También me cabreo. Creo en el poder de la ira, pero no de la ira a palo seco sino convertida en algo: una asociación, una denuncia, un voto, un gesto, algo. La ira puede convertirse en cosas útiles. Motivos para el cabreo hay de sobra, desde la falta de vacunas a los listos que se vacunan cuando no les toca. Fitzcarraldo, el protagonista de la película de Werner Herzog, convirtió su ira por no poder construir un teatro en la selva para escuchar ópera en un viaje épico. Hizo algo.
Ahora sería inútil quedar en los balcones con el único fin de cabrearnos juntos. Después, para lograr conciliar el sueño, durante la cena sólo podríamos comer hojas de lechuga y escuchar programas de Radio Clásica.

El barco y la montaña
30/01/2021
Actualizado a
30/01/2021
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