10/07/2023
 Actualizado a 10/07/2023
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De las muchas y variadas ‘exclusiones’ a las que se enfrenta el mundo rural en la actualidad, una de ellas, y no menor, es la exclusión bancaria; es decir: la escasez de oficinas a las que acudir a retirar dinero para hacer frente a los gastos cotidianos, amén de otras operaciones de mayor fuste y enredo. Y habrá quien, al leer esto, piense que hoy en día todo se paga con tarjeta o con el teléfono celular. Pero es que «todavía me lo ponen peor» ya que es en el mundo rural donde abundan la tecnológica exclusión, amén de la deficiencia de conexión a internet.

Es noticia en la prensa local de estos días pasados que casi 60.000 de leoneses viven sin servicios bancarios en 60 municipios. Lo que equivale a un 13 % de la población. Y que nuestra provincia ocupa el tercer puesto en este desorden, siendo primera Zamora y segunda Salamanca, con lo que ya tenemos a toda la Región Leonesa a la zaga nacional. Pero, en esta región vive el 30 % de la España Constitucional.

No es porque estemos en tiempo de elecciones, pero algo tendría que influir en que tomásemos conciencia de que, en realidad de verdad, los leoneses habitamos donde habita el olvido, como escribiera el poeta (Cernuda) y que algo tendríamos que plantearnos al respecto. Al menos para no caer en manos del Banco del cielo, que ya es lo que nos faltaba. Y es que el día 5 de julio ha tenido lugar en nuestra Audiencia provincial un juicio revelador: Un individuo convence a una pobre infeliz viuda rural de que debe ir trasladando todos sus ahorros al banco del cielo con la promesa de que «allí le rentarán muchísimo más y se podrá construir una casa en el cielo junto a su madre y su fallecido esposo» y ella, confiada en el amigo, un espabilado que dicen conoce muy bien los entresijos de la tecnología, va extrayendo cantidades hasta dejar esquilmadas todas sus cuentas de ahorro y pensión de viudedad, y depositándolas en una caja-puerta-del cielo situada en un almacén propiedad del espabilado personaje.

¡Cuánta ternura! ¡Cuánto amor! Como para no entregar tu voluntad al único que se ha mostrado amable con una, comprensivo, y dispuesto, y caritativo, y hasta adulador. Cuando nunca jamás de los jamases nadie, y menos de la administración, ha tenido nunca jamás un detalle, con esa persona en exclusión financiera, en exclusión tecnológica, y casi casi en exclusión vital. Y eso que hay hasta ministerios y funcionarios que cobran por ocuparse de atenuar en lo posible esta desolación tan grande…
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