30/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Los enemigos de Europa y de España saben muy bien que una de las mejores maneras de hacer daño es provocando la división. Puesto que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz, no nos sorprende que tengan todo muy bien programado y que nada suceda por casualidad. No es ningún secreto que en esta tarea destructiva Rusia ejerce un papel muy importante, pero también hay multimillonarios y otros grupos, más o menos secretos, empeñados en este objetivo de romper Europa y España. Entre tanto muchos españoles no se enteran de nada.

Uno de los ámbitos en que se manifiesta más claramente este afán desintegrador es en el territorial. Y por eso en lugar de afrontar los problemas reales de los españoles, nos pasamos el tiempo debatiendo sobre los separatismos y los extremismos. Por supuesto, tienen muy claro que hay que eliminar todo aquello que pueda unirnos, como por ejemplo la monarquía, o la fe cristiana, olvidando lo que ésta ha ayudado a la configuración de Europa y de España. Y no es que lo disimulen demasiado. Recientemente se ha planteado en el Congreso despenalizar el insulto a estas instituciones.

Ideológicamente, desde hace muchos años, ha venido dándose en nuestra sociedad la típica división maniquea entre izquierdas y derechas. En realidad la sociedad debería estar más centrada y menos polarizada. En cuanto al bloque de izquierdas, caracterizado por su simpatía con los separatismos y el desprecio de signos como el himno nacional, la bandera, la monarquía, la fe cristiana… son un claro ejemplo de unidad entre sí. Lo estamos viendo con claridad meridiana en este momento, llevando la extrema izquierda la voz cantante. Si a esta unión añadimos la creciente fragmentación de lo que llamamos bloque de derechas, pueden tener garantizado su éxito durante muchos años. Seguro que se frotan las manos al ver cómo en el seno de la derecha van surgiendo con éxito nuevos partidos, alguno de los cuales, si llega el caso, tampoco tiene inconveniente en pactar con la izquierda. Se está diciendo adiós demasiado alegremente a un bipartidismo, que con la alternancia en el poder, tanto bien ha hecho a la sociedad española. Pero lo más lamentable sería, y no es imposible, que a partir de ahora se implante un nuevo a régimen populista y bolivariano, un frente popular, que acabe con la democracia y nos lleve a la ruina. La gente sensata comienza a sentirse preocupada. Cosas más raras se han visto.
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