El atentado del 11 M, además de acabar con numerosas vidas, llevó a la Presidencia del Gobierno a una de las personas que más daño ha hecho y siguen haciendo a España. Desgraciadamente ha tenido un sucesor que aún le supera. Especialistas en el odio, la mentira y la falta de moral, no les importa la ruina de España con tal de mirar solo por sus intereses egoístas. Pasarán a la historia como enemigos de la paz y la reconciliación de los españoles. Sus leyes sectarias de memoria histórica y memoria democrática revelan perfectamente su condición. Lo suyo no es construir, sino destruir, imponiendo su visión manipuladora de la historia.
No les viene mal, para tapar sus corruptelas, revolver en un pasado felizmente superado. Así, ahora han puesto de moda el Valle de los Caídos. Independientemente de que estén de acuerdo o no con su construcción, es un monumento que forma parte de la historia de España. Y, además, es una verdadera obra de arte, como lo es la Alhambra de Granada o El Escorial. Nunca se podría justificar la destrucción del Coliseo, por muchos crímenes horrendos que se cometieran en él, ni siquiera de los campos nazis de extermino, como el de Auschwitz o Dachau, o las pirámides, hechas a base de esclavitud y crueldad. Tampoco la cruz más grande del mundo.
La Santa Sede y los obispos españoles, representados por el cardenal Cobo, Arzobispo de Madrid, han intentado llegar a un acuerdo con este gobierno para evitar el mal mayor, es decir, para que pueda seguir presente la comunidad de benedictinos, para que la Basílica permanezca abierta al culto y la cruz se mantenga en pie. Dada la dificultad de dialogar ren estos casos, es de agradecer su prudencia y diplomacia. Ello no entra en contradicción con lo escrito por Don Jesús Sanz, Arzobispo de Oviedo, que denuncia abiertamente, con gran claridad y belleza literaria, las intenciones de algunos gobernantes. No creo que ninguno de los demás obispos españoles esté en desacuerdo con el contenido, aunque, como Conferencia Episcopal, tengan que cuidar especialmente las formas, dado que a veces lo mejor es enemigo de lo bueno.
De ahí que son totalmente injustas las descalificaciones e insultos, de algunos que se creen buenos católicos, contra los obispos de España y particularmente contra el Cardenal de Madrid. El fundamentalismo de izquierdas no se combate con el fundamentalismo de derechas. Finalmente invito a ver en ‘YouTube’ el vídeo titulado ‘Cuatro heridos en el derribo de una cruz franquista en Vizcaya’. Es interesante.