Jorge Brugos

El día que echamos de menos el carbón

05/05/2025
 Actualizado a 05/05/2025
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Los habitantes de la cuenca minera leonesa se preguntaban el pasado lunes si su vida, y la de todos, no hubiese sido mejor sino se hubiese prescindido del carbón. No sólo porque no hubiesen tenido que reinventarse ante el cierre de la industria que les daba de comer, sino porque quizá el apagón que aconteció la semana pasada no se hubiese producido. Es arriesgado caer en suposiciones o predicciones en los posos del carbón, pero si que es cierto, que resulta llamativo que a la nación que ondea con más fuerza que cualquier otro país de su entorno la transición ecológica le saltaran los fusibles. Sobrecarga de energía fruto de una peligrosa autosuficiencia que olvida los perjuicios económicos que esas trece horas sin luz han podido provocar en pequeños empresarios. 

Parte de la desafección política nace precisamente de un sentimiento de orfandad de los hijos del estado de bienestar. Una estructura que dejó de ser útil cuando se dejó en la cuneta a los nietos de las industrias como la del carbón y no se propuso ninguna alternativa de reenganche. Así, sin luz y sin esperanza en muchos rincones de la península de las casas vacías, de una España vaciada que se apagó junto con las calderas. 

En la conciencia colectiva hay un territorio inexistente, desechado por una historia legendaria pero que ha perdido el foco en detrimento de las nuevas capitales. Aunque sinceramente no sé porqué hablo en plural, si en realidad lo único que nos importa es Madrid y un poquito Barcelona. Que se independice León si quiere, pero no sólo de Castilla sino de toda la patria. 

Que se emancipe Cartagena, no de Murcia sino de España. Incluso se pueden quedar la huerta murciana si quieren, total, no es más que un protectorado africano. Si la pasada semana hablaba de la fuera de cobertura que los medios nacionales daban a León, cuando el lunes ocurrió el apagón, lo primero que hicieron las radios generalistas fue hablar con el alcalde de Madrid, como si España sólo fuese la capital y cincuenta y un departamentos estancos y desclasados.    
 

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