Nos lo desvelaba Noemí Sabugal: hasta hace bien poco columnista de esta casa, periodista, escritora, maestra certera y aguda observadora de la realidad. En una de las sesiones del taller de creación literaria llamado “Contar lo real”, organizado por la Escuela de Minas de la Universidad de León.
Nos recomienda: si quieres hacer atractivo el perfil de un personaje, poner en valor el rasgo que lo diferencia. Si pretendes que sea digno de atención, dótale de la particularidad que imprime el sello distintivo a sus circunstancias para diferenciarle de cualquier otro carácter más ordinario y hasta anodino. Si buscas alzar una singularidad, comunicar una revelación, desentrañar un enigma, entonces céntrate en ese "detalle revelador".
Puede ser un gesto, una mirada, un resto de carmín deslizado en el cuello de una camisa, el estremecimiento ante un roce inesperado, el pormenor de un sutileza que alguien decidió contarte, el nombre recurrente en una conversación sesgada. Un matiz que en su momento pasó desapercibido, pero un día se despliega haciendo rodar por el suelo el velo que ocultaba lo evidente. Pero un día aflora haciendo saltar la chispa de ese “¡eureka!” que también a Arquímedes le aguó el baño. Y todo se armoniza entonces, y encaja el puzzle.
Un detalle revelador captado por el ojo quieto avizor que reposaba para captar el instante. Aquel donde se revela una parte de la esfera íntima del ser humano. La que escondemos, porque tememos mostrar lo que realmente nos conmueve, nos ilusiona. Ese instante que nos hace comprender actos que considerados aisladamente no tienen una explicación lógica pero puestos en relación cobran sentido. Como lo hacen las señales que no atendíamos porque preferíamos permanecer en la penumbra o en la oscuridad.
Y entonces recuerdas lo de de aquel político. «Ni siquiera saluda cuando te cruzas con él por los pasillos». Nos lo comentaba un trabajador del Congreso de los Diputados durante una visita que hicimos para conocer la institución. Esa falta de humildad se extrapola a la gestión de los asuntos de los ciudadanos para asumir los errores, el endiosamiento de los poderosos. El detalle revelador.
Toda una revelación este consejo de Noemí, enmarcado en este taller de la Escuela de Minas, que estos días, organiza la segunda edición de las Jornadas Narrativas Mineras. Se ha repasado el patrimonio minero sedimentado tras el derrumbe de esta actividad en la provincia. No encuentra acomodo, ni solución de futuro. Se teme al olvido…ese temor no deja de ser un detalle revelador.
Uno más, querida Noemí, para "los hijos del carbón".