Dios, quecalor nocturno se queda en el insomnio. No encaja bien el cuerpo eso desoportar termómetros sometidos al rojo estival por mucho tiempo.Ayuda la ventana, siempre y cuando el avezado pirómano de verano tenga a bien permitir un despertar sin ceniza volandera en la habitación y oliendo a amanecer, en vez de a llama empobreciendo. Pero esta mañana ha sido de esas de piromanía en ejecución.Al calor superlativo se sumaba un humo pegajoso que, a cristal corrido, se bebe mucho mejor.
No hubo ni un solo insulto que se me olvidara regalarle al genial ejecutor. Gracias por darme un lunes encendido y por pintar de negro ese espacio de corredurías de mi perro Dru, inefable dueño del mechero. Tras los insultos me queda el resquicio de la pregunta como arma antes de apretar las manos con fuerza y pensar en los porqués que se quedan dentro de la rabida de esas palmas apretadas.
No entenderé jamás qué es lo que mueve la maquinaria del incendiario con la llegada de julio. Algo se enciende en él que no es una llamarada. Es un empuje de maldad, venga de donde venga y se justifique o no en algo. Sólo se que fundir a negro un bosque, que también es mío, debería dejarles marcados de por vida con un crotal en la oreja. Sólo sé que hoy me ha despertado la ceniza deshaciendo mi ‘recuncho’ de verde ciudad, mi pequeño lujo de pobre urbanita. Lo peor de mi mañana, no es el desayuno con sabor a humo, ni la rabia apestando la casa. Es que sé que habrá otra mañana igual este verano, y que la mano que sujeta la cerilla seguirá marcando mi despertar. Apena que no escape el bikini del incendio,que cuando lleguen las vacaciones tengamos que meter en la maleta una pinza para preservar la respiración del humo.Esa es la libertad que permite el dela gasolina. Gracias por dejarnos al albur de lo que usted dicte.

Despertar de ceniza
12/07/2016
Actualizado a
19/09/2019
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