Cuneta de niños muertos

Hay una imagen que solo una lectura puede recrear para que te cale hasta la médula y que llevo muy dentro desde que leí creo quea Suso de Toro desgranando un escenario de cunetas de niños muertos. No creí jamás encontrar un espectáculo más macabro, aunque con él no pudiera continuar la lectura. Es el recreo de la tragedia en sí misma , ficción, después de todo. Y con esa tesis crees queestás a salvo, porque estás del otro lado…del de hoy, del de lo real, aunquesabes que es mejor no darle muchas vueltas ni mirarnos en el pozo del pasado, para que la imagen no comience a tomar forma e incluso nombres. Aparcado. Hasta que un informe policial te hace temblar. Vuelven las cunetas de niños con los que sus padres comercian, a los que violan y graban en poses macabras. Bebés. Con amigos. En pareja. Se me revientan los ojos y ni el llanto los consuela al leer toda esa locura cuerda. No envidio ese cargo de policíaque tuvo que limpiarse las gafas incrédulo ante esa barbarie que descubría. Tráfico de pornografía infantil. Qué escasos se quedan los titulares. Es verdad eso que dicen que la mente es incapaz de creer algo que le haga un daño inconcebible. Eso, o se aferra el cerebro a esas series como Uve en la que los lagartos llevaban piel de humano.Me quedo a medio camino entre ambas o dimito de la sociedad. No puedo creer que haya monstruos así con los que pretendamos construir algo común. Caminan a tu lado, respiran, y cada aliento suyo es un delito que se queda en la cuneta.