De las muchas noticias que esta tórrida mañana de una primavera que se ha comido ya al medio verano nonato, una de ellas se ha clavado en la mente del cronista octogenario: La Kardashian ha roto el vestido de Marilyn Monroe. Sí, señores, aquel vestido mítico que Marilyn luciera en la fiesta de cumpleaños del presidente Kennedy y que un quídam adquirió por seis millones en una subasta y se lo prestó a esta representante del culo moderno que añoran todas las niñas del mundo mundial para ser alguien, profanado ha sido y, al parecer, desmigajado, después de un pase a lomos de esta profanadora de tres al cuarto.
Porque Marilyn, y esto no lo saben muchos, era una gran lectora. Y de buena literatura, especialmente de los clásicos, y se retiraba de vez en cuando a su cabaña unos cuantos días, sola, y acompañada de unos cuantos libros. Y, aunque no nos conste, hemos de suponer que, de vivir ahora, no se pondría como objetivo lucir un culo Kardashian, como en efecto ha podido comprobar este cronista que se ponen muchas madres con sus hijas. Y es una lástima, porque culos rompedores hoy día los hay y mucho más que el de la mentada. Véase si no el culo de Don Vladimiro Putin, ‘cemingándose’ rítmicamente camino de la gran mesa en la que pone distancia sobrada entre ÉL y los visitantes. Y, luego, sentándose en la silla abacial dejando el muslo, suave y arqueado, como al pairo. Oiga: un orgasmo.
¿Y el culo de la Corinna? Un culo, oiga de más de sesenta millones, todo él dorado y predispuesto, como incitando a príncipes y reyes a avanzar la mano, sacudirse el peso de la púrpura antes de echar mano a la chequera y deslizar un crédito abundante y tan solo descifrable en un paraíso fiscal adecuado. ¿Y el de la Ayuso, o la YoYolanda?
Pero, para culos, aquellos de la infancia cuando las muchachas se ponían por primera vez unos pantalones de hombre y nos parecían todas unas artistas de cine, de aquellas que salían en las grandes pantallas, en la ciudad, a la que una vez un tío carnal nos llevó a ver una película cuyo título ya no recordamos. Culos de antaño, de películas de vaqueros, de vecinas saliendo del río, gritando, salpicando la luz de la mañana, y quejándose de lo fría que estaba el agua.
Culos de verdad, de los que nos arrastraban por la intemperie del olvido y nos llevaban al valsar, a ser tocados, un poquito nada más, para que aprendiéramos a distinguir bien pronto lo divino de lo humano.

Culos 'Kardashian’
20/06/2022
Actualizado a
20/06/2022
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