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Cuentos de los bosques de Viena

08/11/2025
 Actualizado a 08/11/2025
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Dicen que durante un largo periodo de tiempo, los valses, la música más vienesa jamás escrita, fue ignorada por los músicos denominados cultos por su asociación con la música popular. Estas alegres piezas eran «cuentines» de medio pelo para los nobles elitistas, en comparación con la grandeza sinfónica de Haydn, la genialidad de Mozart o la elegancia melódica de Schubert.

Pero una vez que el pueblo conquistó esta música, el sutil trémolo de los instrumentos que hacen fluir al Danubio Azul, que tendido y risueño cruza Viena, cambiando de color al vaivén de las estaciones, así como las evocadoras notas trino de los Cuentos de los bosques de Viena, entraron en nuestros hogares para anunciar el comienzo de cada nuevo año.

Y este año, precisamente en el que se celebra el bicentenario del nacimiento de Strauss en la capital mundial de la música, un grupo de más de cincuenta coralistas leonesas , ‘Femenino Coral’, hijas de la musa Euterpe, unidas en sororidad sonora, lideradas por un hada-directora llamada Sonia Fernández Delgado, y acompañadas por Mercedes Rueda Fernández, hechicera de danzarinas teclas de piano, han sido recibidas por la Embajadora de España en Austria, ya que hoy mismo participarán, representando a España, en el Wien Música Festival. El concierto se celebrará en la histórica Ehrbar Saal, una de las salas de concierto austriacas con más historia y mejor acústica del mundo. 

Allí sus voces evocarán los lamentos de las mujeres que emigraron desde esta tierra cazurra, que era bella pero sombría, para ofrecer un mañana a los suyos , mientras una ‘Llorona’ suspirará entonando un ‘Recuérdame’ por los que se quedaron amando y lamentando la pérdida de los que partieron. Como si la muerte sombría se adelantara envolviéndoles en una distancia irremediable. Y cantarán una canción de cuna tenue, para desperezar el rugido de esta ciudad, con nombre de felino rey selvático, donde por primera vez se rasgaron los abusos reales al clamor de los derechos del pueblo en un parlamentarismo temprano.

Y se escucharán las jotas de León, mientras los gallos de la torre santa isidoriana, mirarán andar por sus calles a los caminantes de la ruta jacobea. Todo ello hilado por unas reinas de cuento que cimbrearán sus abanicos envueltas en mantones de colores orgullosamente agitados al compás de un ‘Que viva a León’ envuelto en el carmín coqueto y cómplice de las que se aliaron para cumplir sueños. 

Porque los sueños y los cuentos se unen anhelando un final feliz, tanto como la sonrisa de mi amiga Josefina, ‘Cuchi’, que esta tarde brillará más que nunca entre todas ellas.

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