Andábamos muy preocupados en el Grupo de Filósofos de lo Rural sin Obra Publicada (en el de Filósofas de lo Rural en Bata Guateada para salir al Panadero no tanto) por la exactitud de los parámetros matemáticos pues tan centrados en la Filosofías las matemáticas como que las despreciábamos. «Cosas que se rigen por una tabla... no son de fiar», decía el maestro An Gelillo, de la rama orientalista, y ya cuando se descubrió que multiplicaba más rápido una máquina que Pepín el de la tienda dijimos «date, aquí hay changüí», que no tiene traducción en cristiano pero que lo has entendido como si la tuviera.
Maliciábamos de las matemáticas porque somos seguidores de las escuelas de Miguelín y el Tí
o Navarro (que es una) y también del indiano Checha. El primero, que son dos, cuenta cuando sus creadores buscaban minas de carbón para hacerse ricos cuando Navarro vio que salía agua negra de unas rocas. Y dijo: «Ay hermano, aquí está la mina. La descubrí»
- Vaya suerte pero ¿me darás aunque solo sea el 10%?
- El 10%, el 10%, para eso te lo doy todo. Te daré la mitad que para eso somos hermanos, y vas que chutas.
Y, claro, vosotros que solo os fijáis en los número veis ahí falta de acierto. Error. Lo que subyace es un canto a la hermandad, la familia... contado de otra manera.
Los números son más malos que la carne de pescuezo.
Por eso Checha, cuando vino de hacer las Américas, dijo que el secreto de su éxito había sido aplicar las cuentas de aligación y las de falsa posición que había aprendido en la escuela de Villanueva. Las primeras se aplicaban tomando las medidas con «un cartabón calibrado que por un lado forma escuadra hipotenusa... y por el otro corta los cristales al milímetro». Y si no se resolvía ya había que ir a las de falsa posición, en las que «hay que multiplicar el diámetro del pellejo de vino por 3,1416 y ya te sale el precio en reales».
Bueno. Pues eso no estaba bien visto en la urbanidad (nada que ver con la educación sino que frente a la ruralidad estará la urbanidad, digo) pero ellos yo creo que las aplican ¿Cómo se explica sino que en una manifestación, leonesista, por ejemplo, a los propios les salga que había 43.000 personas y a los extraños se les quede en 850? Sencillo, unas son cuentas de aligación y otras de falsa posición, matemática pura pasada por los conceptos matemáticos del Grupo de Filósofos de lo Rural sin Obra Publicada.
Otro tema que tenemos que estudiar es cuando dicen «cerca de 100.000 visitas para ver a un artista chino, disidente, eso sí . Pero ¿cuánto de cerca? porque Mazón dijo que había llegado después de las siete de la tarde y eran las 5 de la mañana. Claro que a esas horas dices cualquier cosa. A mí me pasa.