El 15 de diciembre de 1985 es la referencia del nacimiento de Jóvenes Agricultores –hoy ASAJA–, aunque los primeros pasos los dieron sus promotores incluso dos años antes. El lunes se cumplen pues cuarenta años de trabajo en defensa del sector primario de la provincia de León. Otras organizaciones se han quedado por el camino, por eso es la que tiene más historia, pero sobre todo es la que tiene más socios, más simpatizantes, más empleados, más oficinas, la que presta más servicios, y la que, hasta ahora, gana por goleada todas las elecciones en las que se mide la representatividad agraria.
Soy consciente que las siglas, de por sí, y más las personas, suscitamos adhesiones y rechazos según para quién, y que la crítica es lo más común, y lo que más destaca, en todo lo que tiene una imagen pública. Pero dicho esto, el sector agrario y ganadero de la provincia de León goza de unas estructuras que lo representan como nunca hubiera soñado, y que para sí querrían otros sectores de una economía más pudiente. En el caso que nos ocupa, con la característica de la independencia económica –muy importante–, y de la independencia de la política partidista –más importante todavía–.
El sector primario de la provincia de León no sería lo que es sin el papel que han jugado las organizaciones agrarias, en particular la mayoritaria, haciendo valer reivindicaciones y llevando servicios allí donde las administraciones públicas dejaron de prestarlos. En cuarenta años, hemos atendido hasta tres generaciones de agricultores de una misma familia, en momentos económicamente muy distintos, socialmente muy distintos, políticamente muy distintos, culturalmente muy distintos. La satisfacción, que el campo es hoy un sector moderno y competitivo, que genera ilusión y ganas entre los jóvenes, que genera riqueza y empleo, y del que depende una buena parte de la industria y de los servicios.
Cuarenta años que coinciden también con la pertenencia a la Unión Europea, el mejor sitio para estar, a pesar de que no siempre Europa trata al campo como se merece.