Corea del Sur es uno de los rincones más tristes del planeta, el país desarrollado con mayor tasa de suicidios. Más de 14.000 personas se quitan la vida cada año. Dicen los expertos que por la feroz competitividad, la fuerte presión social o el desamparo de la tercera edad... Quizá por ello son muchas las empresas que han empezado a ‘regalar’ a sus empleados lo que llaman un funeral de vida: un pack completo de muerte para que aprendas a valorar la vida...
Me entra mucha envidia cuando me entero que un periodista italiano, Gabriele Romagnoli, quiso probar la experiencia, la del funeral propio, y que ha contado cómo le fue en un libro, ‘Viajar ligero’.
Pasar por un ritual tan macabro debe de ser la leche, ¿se imaginan? En una habitación, tú con una túnica, un ataúd, un papel, pensando en tu vida y escribiendo tu ‘testamento’, como si fueras a morir mañana... Acariciar la muerte para desterrar la idea de querer morirte... Y relata Romagnoli que de lo primero que te das cuenta es de las pocaspersonas que –de verdad– importan en tu vida y de las poquísimas cosas que tienen valor. Habla de la importancia de que seamos conscientes de que tenemos bastante, o de cómo cambia todo si ponemos el foco en los momentos felices y no perdemos ni un segundo en machacarnos con los malos. De saber escoger en la vida, pero también de saber apartar. Parece tan fácil...
En un discurso a recién licenciados, el escritor americano Kurt Vonnegut les dijo: «Cuando seáis felices, prestad atención». Pero... ¿Sabemos regodearnos en lo bueno?

Cuando seáis felices...
03/06/2016
Actualizado a
19/09/2019
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