Hay una frase muy socorrida que dice que «el pueblo nunca se equivoca». No es un dogma de fe, pero son muchos los que asienten plenamente ante dicha afirmación, que fue pronunciada por primera vez en el año 1954 en labios de Juan Domingo Perón. No sé si esto es significativo.
Lo cierto es que el pueblo puede equivocarse rotundamente. Para muestra el ejemplo de lo que se celebra esta semana, que comenzaba con el domingo de Ramos. Todo un pueblo aclama a Jesús, queriendo proclamarlo rey. Razones no le faltaban para ello: humilde, servicial, noble, sin doblez, muy competente… si bien Él no tenía la más mínima intención ni deseo de acaparar poder.
Resulta significativo que este mismo pueblo a los pocos días grita unánime en dirección totalmente contraria. Prefieren la liberación de un asesino llamado Barrabás y piden para Jesús la crucifixión. Podíamos preguntarnos a ver a qué se debe este cambio de actitud tan rápido y brusco. La respuesta es muy simple: a la manipulación de los poderosos. Sería interesante repasar la lista de los personajes de la Pasión y ver cómo veinte siglos después se repite el mismo esquema. No es muy difícil detectar hoy quiénes representan casi al pie de la letra el papel de Pilatos, de Herodes, de Caifás… pero, sobre todo, lo que tristemente no cambia es la forma de mentir y manipular al pueblo.
Es delicado en estos momentos dar nombres y apellidos o nombrar a determinadas siglas, pero afortunadamente la mayoría de los lectores entienden perfectamente a qué nos referimos. Lo triste es que una gran mayoría, que forma numéricamente una buena porción del pueblo, probablemente no se entere de nada y sea víctima de la manipulación y el engaño. No es indiferente que la afirmación de que el pueblo nunca se equivoca tenga por padre al ‘padre de los populistas’, al expresidente argentino Perón. Hoy como ayer los diversos populismos, y hay bastantes, parece que están llamados a tener el mismo éxito. ¡Cómo se nota que muchos de los actuales votantes tienen poca memoria histórica de lo que han sido los cuarenta últimos años de la historia de España! Y por eso no les importa demasiado echarlos a perder, engañados por mentiras relativas al pasado y por falsas promesas de cara al futuro.
Ya decía el propio Jesucristo que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz. Y, si, además, les dotamos de periódicos, canales de televisión, y otras nuevas tecnologías, es probable que tengan el triunfo asegurado, a no ser que por esta vez el pueblo no se equivoque.

Cuando el pueblo se equivoca
16/04/2019
Actualizado a
17/09/2019
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