16/01/2024
 Actualizado a 16/01/2024
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Seguro que más de uno habrá leído un artículo en el que se habla de un libro titulado ‘La pasión mística’, al que el autor del artículo califica «de alto contenido sexual». Sin duda habrá sido motivo de escándalo para algunos porque lo ha escrito un cura que hoy es cardenal y preside el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Si el autor fuera un médico o un psicólogo, pasaría desapercibido. Aunque no contiene herejías ni dice cosas que no sean ciertas, el propio autor prefirió retirarlo hace años del mercado, consciente de que sería mal interpretado. Ya se han encargado de recuperarlo y difundirlo los que le tienen ganas a él y a su Jefe, el Papa Francisco.

Reconozcamos que para muchos la sexualidad sigue siendo un tema tabú, como si fuera algo sucio y casi demoníaco, olvidando que consiste sencillamente en la distinta forma de ser hombre y mujer, y que es obra de Dios creador con todos sus detalles. La Biblia, cuando dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, añade: «hombre y mujer los creó». La verdadera imagen de Dios es la de los esposos cuando son una sola carne. Y el gozo que experimentan es lo más parecido al amor de Dios. Lo deja muy claro el profeta Isaías. «La alegría que encuentra el esposo con su esposa la encontrará tu Dios contigo». La felicidad que Dios nos pueda llegar a proporcionar no puede ser inferior a la que sienten los esposos. El profeta Oseas también apunta en esta dirección. A veces olvidamos que uno de los libros con más alto contenido erótico está en la Biblia. Es el Cantar de los Cantares. Si se hubiera escrito hoy día, tendría dificultades para pasar la censura por parte de algunos.

Nosotros hemos venido a este mundo porque nuestros padres tuvieron relaciones con todas las consecuencias, no solamente por darse besitos. La Biblia trata el tema de la sexualidad con mucha naturalidad, pero persiste la influencia de herejías como los encratistas y los cátaros, que consideraban pecado el ejercicio de la sexualidad incluso dentro del matrimonio. No es de extrañar que siglos después a los niños nos dijeran que los bebés los traía la cigüeña. Algunos parece que siguen creyendo en ella.

Juan Pablo II también escribió un libro sobre este tema: ‘Amor y responsabilidad’. En él dice que «la relación sexual conyugal es la mejor imagen de Dios que es amor, porque ve el cuerpo humano como el único capaz de hacer lo invisible –lo espiritual y lo divino– visible». En el fondo viene a decir dice lo mismo. No es tan explícito, pero el sustrato es el mismo. 

 

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