27/11/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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Parece que en la Deportiva en las últimas semanas ha estallado una guerra, que es una casa de locos con jugadores pidiendo aumentos de sueldo y el entrenador cantándole las cuarenta al ‘pichichi’ delante de toda España.

Censurable fue la actitud de Adán Gurdiel tensando la cuerda al máximo; quizá la respuesta del club le hizo perder validez en sus argumentos, pero tanto este caso como el revolcón entre Manolo Díaz y Yuri son habituales -aunque no deseables- en el fútbol profesional.

Es comprensible que tras casi noventa años fuera de la élite del fútbol español, estos hechos puedan resultar gravísimos y excepcionales, pero no dejan de formar parte del día a día de un equipo que para más inri, aspira a luchar por un ‘playoff’ de ascenso a Primera División.

Son palabras mayores. Y si el club crece, las contingencias también lo hacen. A veces de forma proporcional. Otras no. Este mes de noviembre ha tocado ‘chaparrón’, con debate incluido entre la afición.

¿Díaz sí o Díaz no? Los números son claros. El entrenador madrileño hallevado al conjunto berciano a vivir el mejor momento de su historia, luchando por la sexta plaza durante temporada y media, algo inédito hasta la fecha, pero que sea discutido no hace que la afición pierda razón, sea injusta ni tampoco la hace mejor ni peor que el resto de hinchadas de la categoría.

A Ranko Popovic le podrían dar el finiquito si no saca algo positivo ante la Ponferradina cuando el equipo maño, hace apenas tres semanas, estaba tercero a tres puntos del líder. En Oviedo se critica a Sergio Egea, que tiene al equipo en ‘playoff’ después de terminar con una década de peregrinaje por Segunda B y Tercera.

Son cosas de mayores y ahora, también de la Deportiva.
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