16/01/2021
 Actualizado a 16/01/2021
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En esta vida siempre ha habido jetillas y caraduras, algunos con mucho arte. Ayer viernes, un gran día para el derecho constitucional en nuestra comunidad y para los debates entre los vizcondes, el gran Alsina entrevistó a un tipo con más jeta que espalda. De nombre Ximo Coll, alcalde de El Verger, provincia de Alicante. Este ‘crack’, ha sido vacunado contra el coronavirus, a pesar de sus cincuenta años y su buena salud. Según él, porque sobraban vacunas y le llamaron para ponérsela.

La entrevista dejó grandes frases como: «Vacunándome he sido más conejillo de indias que privilegiado», «no me pusieron la vacuna por ser alcalde, sino porque soy concejal de servicios sociales y sanidad y me llamaron del centro de salud» o «no soy persona de riesgo, pero sí que estoy haciendo cosas de riesgo».

Cuando pensamos en los típicos tramposos, y aquí mi amigo Javier Menéndez Gayo, seguro que ya lo está visualizando, ojalá fueran todos como Virgilio y Paco, dos amigos que vivían del timo en todas sus variantes en el Madrid de los años sesenta: venta de papeletas para una rifa de un coche que no era de su propiedad para una asociación benéfica, la famosa estampita (la mejor interpretación de esa suerte), el trile o el tocomocho. Virgilio y Paco de vez en cuando tocaban el piano y acababan en Carabanchel, pero aún así, eran felices, hasta que Virgilio se enamora de la hermana de Paco quien no aprueba la vida de golfos que llevan. Intentan ser honrados y tras comprobar lo duro que es vivir de donar sangre, emprenden con un negocio propio.

Ximo Coll, después de ponerse la vacuna y viendo el lío que se formó, todavía tuvo los arrestos de decir que: «no dudo de la vacuna ni de la ciencia, pero esto todavía se está probando».

Lo suyo sería una columna reflexionando sobre lo gilipollas que somos y la jeta que le echamos al tema, y sobre la alegría con la que nos saltamos las normas más básicas. Quizá también sobre la tarde que nos dieron ayer nuestros políticos debatiendo y enredándose en política de bajo nivel, tensando la cuerda hasta el límite, sin ser conscientes de que en el medio de todo, estamos nosotros.

Ayer tuvimos record de contagios con 40.197, de los que 468 se registraron en León. Había que celebrar la Navidad, reunirse, visitar a los familiares mayores, ampliar el horario hasta la una media… era fundamental y necesario.

Ximo no solo se vacunó él, aprovecharon otra vacuna antes de que se «estropease» para su señora que curiosamente es la alcaldesa del Els Poblet, el pueblo de al lado. Como decía Gila: «el que no tenga humor, que se vaya del pueblo».
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