Organizada por Activos y Felices y la Fundación Metta Hospice, este viernes asistí a una jornada con diferentes ponentes, moderados por Belén Arén y Javier García-Norro, donde se abordó el acompañamiento a la muerte en León.
Agustín Martínez habló de la estabilidad de la mortalidad en León, San Andrés y Villaquilambre, en el entorno de las 3500 personas anuales. En la provincia, sobre las 6500. El 72 % en un entorno hospitalario, el 12 % en residencias y el 16 % en el domicilio. Un estudio elaborado en Navarra indica que al 72.6 % les gustaría transcurrir sus últimos momentos en casa.
Fernando Escalante nos recordó esa frase de Gregorio Marañón de que el mejor invento médico es la silla, para acompañar al paciente. Personas que tratan personas a las que hay que escuchar. Las palabras curan: dedicar tiempo a cada paciente y dejar que digieran la información. Y terminó con un proverbio hindú: «La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza».
Elvira Fernández recordó la historia de los cuidados paliativos, comenzando en el Reino Unido en los años 60 con la dedicación de Cicely Saunders. En España llegó en los años 80 y en León en el 2000. La mayoría de sus pacientes son oncológicos. Desde entonces, han atendido a una media de 600-700 pacientes al año.
José Ignacio Ferradal nos habló de los cuidados paliativos domiciliarios y cómo hacen un abordaje integral que incluye lo sintomático, lo funcional (cómo se manejan en el día a día), lo psicoemocional (depresión, ansiedad…), lo espiritual (sentido de la vida, la necesidad de escucha más que de hablar, la necesidad de perdón…) y lo sociofamiliar.
Maite García nos explicó la fundación Metta Hospice, una entidad sin ánimo de lucro que acompaña al proceso de morir a cualquier persona que lo solicite y ofrece apoyo a quienes cuidan de estas personas, poniendo énfasis en el acompañamiento espiritual desde una dimensión laica (618873800, fundacionmetta.org).