Parece que fue ayer y ya han pasado cinco años desde que un cardenal a quien llamaban el padre Jorge, venido como él mismo dice desde el fin del mundo, se convirtió en el Papa Francisco. La verdad es que no hay nada que objetar de los diferentes papas que se han sucedido a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, empezando por el gran León XIII, el defensor del mundo obrero, pasando por el gran Pablo VI, hasta el todavía vivo y gran hombre de pensamiento que es Benedicto XVI, que tuvo el gran gesto de renunciar, porque se sentía sin fuerzas, para dar paso al que la Iglesia y el mundo necesitaban en este momento.
En honor a la verdad es preciso decir que para muchos la elección de Bergoglio fue una auténtica sorpresa que en nada coincidía con los negros presagios que algunos vaticinaban. Está claro que Dios da a cada época el Papa que necesita. Y a estas alturas de comienzos del tercer milenio necesitábamos un hombre no solo bien preparado, sino cercano, abierto, claro, valiente, realista, muy comprensivo… No quiere decir que los otros no lo fueran, pero Francisco, además de serlo, lo demuestra con una claridad meridiana.
Ahora bien, eso no significa que esté diciendo nada radicalmente nuevo ni que haya eliminado las grandes verdades de siempre. Afortunadamente son muchos los sacerdotes y obispos, la gran mayoría, que piensan y actúan de la misma manera, que han asimilado correctamente el Evangelio y el espíritu del Concilio Vaticano II. No se trata, pues, de un caso aislado, sino que realmente es el verdadero rostro de la Iglesia de Jesucristo. Lo que ocurre es que, siendo como es santa y pecadora, algunos ven solamente los aspectos negativos y pesan más los prejuicios que un conocimiento profundo de la misma.
No obstante, no es ningún secreto que siempre hay nostálgicos del pasado que no ven con tan buenos ojos esta forma de actuar de la Iglesia y del Papa en consonancia con los llamados signos de los tiempos y tal vez por eso no faltan críticas al Papa Francisco desde dentro de la propia institución. Pero tampoco eso tiene que sorprendernos. Forma parte de la variedad de gustos y opiniones de los seres humanos.
En todo caso merece la pena resaltar que tenemos muchos motivos para dar gracias a Dios por el Papa Francisco, que no es un fruto de la casualidad ni una rara excepción, sino la prueba de que el Espíritu Santo nunca abandona a su Iglesia. Así mismo deseamos que los muchos admiradores de este Papa, no se limiten a ensalzarlo, sino que se esfuercen en conocer y llevar a la práctica sus enseñanzas.

Cinco años con Francisco
20/03/2018
Actualizado a
19/09/2019
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