Jorge Brugos

Cendón y sus amistades peligrosas

23/06/2025
 Actualizado a 23/06/2025
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Cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Las batallas en política no sólo se ganan en el enfrentamiento directo sino usando la guerra de desgaste, la suerte puede decantarse de uno u otro lado sin fuego amigo, propiciado por el efecto de la gravedad y de las ondas expansivas que pueden impactar en las estructuras de poder partitocrático. En medio del enfrentamiento fratricida entre José Antonio Diez y Javier Alfonso-Cendón una bomba ha implosionado y amenaza con hacer mella en el capital político del líder socialista leonés y en reforzar al alcalde de León. Al Pacino sentencia en ‘Esencia de mujer’: «Hay dos tipos de personas, las que se mantienen firmes y las que se ponen a cubierto; te recomiendo esto último». Mientras Diez se ha refugiado en su propio criterio de autosuficiencia, Cendón no ha dejado de evidenciar e incluso vanagloriarse de sus alianzas en Ferraz, como aquel evangelista que se mencionaba en tercera persona como el discípulo al que Jesús amaba, él ha hecho lo propio remarcando los afectos que sentía hacia su persona el círculo de Santos Cerdán. 

No he podido evitar, quizá porque mi sentimiento leonés me hace fijarme en nuestros paisanos, observar la aparente tranquilidad pasmosa con la que Cendón se recreaba en gracietas varias en su escaño en el Congreso escoltando a la cuadrilla de Pedro Sánchez. Me ha sido imposible también ignorar como Javier ha ido bajando escaños y ganando posiciones hasta estar sentado en la mesa de los que mueven los hilos en el PSOE. Para el que no lo sepa, la designación de donde nuestros diputados acomodan sus posaderas no sigue un criterio reglado, sino que es mero tacticismo arbitrario marcado por un aparato que separa a los fieles de los impíos. Si Javier Cendón no hubiese sido de la confianza de Cerdán (el que manejaba las cañerías de la sala de máquinas socialista) seguramente se habría pasado toda la legislatura en unas columnas del hemiciclo que no son tan góticas como las columnatas de la Catedral de León. 

Apuesto a que próximamente tendrá unas vistas tan panorámicas que su estancia en el Congreso le evocará estar tomando un clarete en uno de los ‘rooftop’ con vistas a las vidrieras. 

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