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Unos a casa y otros a putas

08/03/2024
 Actualizado a 08/03/2024
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Está claro que no se puede escupir al cielo porque puede ser que el esputo te caiga de nuevo a ti en la cabeza. Eso debe estar pensando el Partido Socialista a tenor del tsunami de corrupción que está saliendo a la luz y que afecta de manera directa o indirecta a las principales instituciones del Estado.

Tanto hablar de la corrupción del Partido Popular en la Gürtel por un par de ayuntamientos y resulta que al PSOE le explota en la cara un nuevo caso de corrupción en el que, de momento, están salpicados el gobierno de al menos 2 comunidades autónomas, 2 ministerios, la presidenta del Congreso e incluso los actuales inquilinos de La Moncloa. La historia nos demuestra que cuando los socialistas se ponen a meter la mano en el cajón, lo hacen a lo grande. Para qué andar con tonterías.

Bien es cierto que el PSOE a sus corruptelas les da su toque personal y siempre termina enredándose todo con cocaína, mariscadas, copas y putas, todo en plan muy Torrente. Muy cutre. De todos modos, cuando la mano derecha de un ministro, ascendido posteriormente a consejero de Renfe, tiene como carta de presentación básicamente ser un aizkolari exportero de puticlubs, realmente, se «masca la tragedia».

Sin embargo, los políticos de izquierda siempre adolecen de una doble moral por la que, a cualquier cosa que hagan mal, le restan importancia, e incluso tienen la desfachatez de intentar hacer ver que lo hacen por un bien común. Luego, si eso no les funciona, activan el ventilador de la mierda para intentar que quede todo tan salpicado, que la opinión pública no sepa al final el origen del mal olor.

Esa doble moral es la que permite que una de las presuntas implicadas en todo este lío que sólo ha hecho que comenzar, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en su etapa como presidenta de la comunidad balear justo cuando se fraguaba toda la trama del “caso Koldo”, se permitiese el lujo de decretar un confinamiento a la población que ella no tuvo el más mínimo reparo en saltarse para ir a tomar unas copas a un bar de Palma con unos amigos a las 2 de la mañana. Por cierto, que a Armengol le auguro un destino muy similar al de Ábalos en cuanto la Fiscalía Europea intervenga.

Esa misma doble moral (o ausencia de ella) es la que permite a la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, pretender legislar hasta nuestro tiempo de ocio y decirnos a los curritos que nos pasamos el día trabajando como burros, que si queremos salir de cena con nuestra familia o nuestros amigos, debemos hacerlo antes de las 22h e irnos pronto a casa a dormir, mientras miembros de ese Gobierno se van de karaoke, se saltan un confinamiento, o lo que es peor, se van de putas con el dinero público. 

Dejen de intentar diseñar nuestras vidas, decidir por nosotros y decirnos lo que debemos hacer o no y empiecen a mirarse al espejo para aplicarse la moral de la que presumen pero que demuestran cada día que carecen.

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