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Cartilla de vacunación

27/02/2021
 Actualizado a 27/02/2021
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Soy de los que temen más a los de la batas blancas que a los ‘patas blancas’, legendarios toros, famosos por su fuerte comportamiento. Los que desde la pezuña hasta una cuarta más arriba, tienen las patas blancas, de ahí que se les llamen calceteros en el mundo del toro, algo así como los llamados ‘escayolos’ que lucían las noches del León de los años ochenta y alguno del noventa.

Intento evitar las consultas médicas, pero no sólo ahora, en tiempos de pandemia en los que recomiendan no acudir al ambulatorio (nombre mucho más bonito que Centro de Salud), sino que lo vengo trabajando desde hace tiempo.

Tal es mi respeto a estos lugares que cuando quedo con alguien en la conocida cafetería de la Condesa, intento bordear el ambulatorio, por la calle Colón y luego girar por Roa de la Vega.

Tengo buenos amigos médicos, incluso hasta un primo y siempre tengo la sensación de que nos están analizando.

Decía un buen amigo que un médico es un médico y punto. Y poner a dirigir todo esto por uno de ellos es como ir a los caballitos de la feria con un inspector de trabajo. Y es cierto, porque imagínense la situación en la que un buen doctor te diga lo que puedes hacer y lo que no. O sea, nada de lo verdaderamente divertido seria posible.

Quizá la época que más acudí al médico fue cuando mi mujer estaba embarazada de Dimas, por eso, me pude ver reflejado en un más que buen amigo y genial periodista, cuando hace un par de meses le vi salir del ambulatorio, echando un pitillo de esos que sólo por la alegría que le produce la calada al sujeto, sacas dos conclusiones. O anda detrás de las 9 vacunas sin asignar, las de los caraduras, o viene de acompañar a alguien en una visita médica, de esas dulces. Por la salida del humo, ya que poco faltó para que hiciera anillos, y por la alegría de los andares, todo apuntaba hacia la segunda opción.

Hoy hemos sabido que en León han fallecido 1.100 personas a causa de la Covid durante toda esta eterna pandemia. Una cifra escalofriante e inasumible. Desde ayer comenzaron a vacunar a los mayores de ochenta, y según tengo entendido, pronto nos mandarán a calentar a todos aquellos que nos encontramos en esa edad en la que nos enchufarán la de Astra Zeneca.

En este país hemos pasado de no querernos poner la vacuna a ser unos auténticos expertos en la materia. Somos capaces de analizar los pros y contras de las distintas vacunas sin tener ni idea de nada, hasta el punto de saber cuál es la que mejor nos sentaría. No sé ustedes pero yo, ante tal situación, he entrado en mi perfil del Sacyl, y he rellenado todos esos datos que como se imaginarán allí no tenían.
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