Voceros abnegados promocionan el apagón como una idea romántica para la humanidad; velas, palabras, grupúsculos, sin móviles, ni internet, tan sólo humanos. No sé, suena a eso de una sociedad pecadora e insana que necesita ser purificada forzosamente. Supongo que ahora eso del ‘progresismo’ es regresar a la edad de piedra, los taparrabos y encender fuego con un palucho. Gracias gobierno por darnos ocho horas de ese paraíso social. Gracias, porque tus errores son nuestros aciertos.
La fatalidad, por profunda que sea, necesita un relato más allá de los creyentes innatos. Podría esperarse, pero durante el supuesto discurso explicativo ya tenía preparado su esquema para salir por peteneras; probablemente dotando de argumentos oficialistas a todos los propagandistas que ha colocado. Así lo hicieron, para eso los ficharon. Operadores privados, operadores privados… y así sucesivamente. Luego sus papagayos, y demorar la investigación, sin descartar nada para abarrotarlo todo de estiércol. La UE, Red Eléctrica y demás han descartado el ciberataque, pero los nuestros no, y aunque ya lo sepan, crean una comisión de investigación, grupos de trabajo y cheerleaders para amenizar. Orwell no lo hubiera escrito mejor. España ya es el palo de un gallinero, por lo que a cada imprevisto se le hace una subdelegación de ello.
Las democracias no son tal cosa, se han transformado en caquistocracias occidentales, porque así lo han elegido cada una de las sociedades, por lo tanto la sociedad en su conjunto. En las elecciones municipales de la semana pasada en Gran Bretaña se perfilaba como alternativa su ‘enfant terrible’, Nigel Farage. Que el que autoconsideran Imperio Británico, tan nacionalistas ellos, los de Churchill, Thatcher y Blair, aúpen a un mendaz probado y promotor de la iniciativa que ha derivado en el actual caos económico y moral del país, tal vez sea la mayor prueba de esa transformación. Como si la ciudadanía se hubiera propuesto el suicido colectivo eligiendo al más incompetente, incapaz o corrupto de las opciones. Supongo que España simplemente es uno más de otros muchos.