Como cada año por estas fechas, empiezan a colgarse luces y adornos navideños en nuestras calles, en los escaparates y centros comerciales, en las casas… En sentido estricto, se llama adviento al tiempo litúrgico de cuatro semanas que precede a la navidad. Es un tiempo en el que los cristianos están llamados a tomar conciencia de lo que supone prepararse para celebrar en gran acontecimiento del nacimiento del Hijo de Dios. Pero, si preguntamos en algunas tiendas por el calendario de adviento, nos ofrecerán unas cajitas para regalar, que contienen variedad de productos, generalmente cosméticos, para ir abriendo poco a poco.
En latín, la palabra original, “adventus”, significa venida o llegada, y se aplicaba a la visita del emperador o de un personaje importante a una ciudad. Los cristianos decidieron emplearla relacionándola con la llegada de Jesucristo. Se trata, pues, de un tiempo de espera. En realidad toda la vida es un tiempo de espera y de esperanza en algo que va a venir. Por ejemplo, cuando se espera con ilusión el nacimiento de un niño, como el de mi resobrina Alma, que acaba de nacer. Otras veces se espera el fin de curso, el fin de carrera… o también la llegada de la jubilación.
Precisamente hace muy pocos días se ha celebrado en Ponferrada la jubilación de un sacerdote, de los que no hacen ruido, pero son muy eficientes: de José Antonio Prada Carbajo, responsable de Caritas en Ponferrada. Fueron muchos los amigos y colaboradores, incluido el Alcalde de la ciudad, que acudieron al entrañable y merecido homenaje por su enorme ayuda a los más desfavorecidos. No vamos ahora a detallar los distintos programas que se han llevado y siguen llevando a cabo en la Caritas berciana, pero es impresionante. Le deseamos de corazón que pueda disfrutar de su nueva vida en su querida patria sanabresa.
Como en los tiempos del Antiguo Testamento, en los que soñaban con la llegada del Mesías, nosotros nos preparamos para celebrar su venida, sin perder de vista que nuestro futuro más allá de esta vida, están sus manos, pues es el único Salvador del Mundo. Entre tanto, de tejas abajo, también vivimos nuestro adviento particular y nos preguntamos: ¿Cuándo se logrará la paz en el mundo? ¿Qué será de los del Peugeot que aún no han pisado Soto del Real? ¿Cuándo habrá elecciones en España? ¿Cuándo se pondrán todos los políticos de acuerdo en preocuparse por el bien de España y no tanto por sus intereses partidistas? ¿Qué futuro les espera a nuestros niños y jóvenes? ¿Qué se puede esperar de una sociedad sin Dios?