Cábalas sobre la lectura del trabajo

20/05/2025
 Actualizado a 20/05/2025
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La textura de los convenios laborales es pastosa, casi como una crema de blanco roto por todas partes, que contamina de irrealidad el papel y que lleva rúbricas obligadas, comas donde debe haber rotundos puntos finales y asteriscos, donde es obligatorio buscar un atajo para remendar derechos que se dejan caer por la parte de arriba. Todo un cosmos de frases entrelazadas que buscan la complejidad de un todo: el relato dialogado y amable de quien vende trabajo y del que lo compra. Y como el universo de cada uno va en paralelo al del otro, converger resulta un proceso matemático que roza el seno de lo imposible, el coseno de lo deseado y la tangente de lo obsoleto. En la pizarra están haciendo cábalas sobre una mesa para untar ese papel, que tiene que sostener tres años de vida laboral para 1.500 empleados. El truco está en que el ungüento resbale, pero que no lo parezca. Tres mil ojos buscan ver, en ese documento, la conjunción de las palabras conciliar con laboral, de baja laboral con derechos o de enfoques nuevos para sortear la carga de la abrupta jornada diaria en una cadena de producción en la que la piedra a veces tiñe de luto al sector para ponerle frente al espejo. Y sobre la mesa saca las cartas la parte sindical. Comienza la partida y sabe que tiene que ir casi de farol. Que la primera apuesta, es desde la que comienza la merma, así que, toca poner el as y levantar el papo con convicción: un 4,5% de subida anual. Y sin casi iniciar el juego que para muchos separa el bienestar del sobrellevar, le toca tirar a la patronal, que ve cómo pintan bastos ya de inicio. Y saca lo suyo: un 12% de absentismo laboral, más de diez puntos por encima de la media de Castilla y León. El mayor de todos los sectores. Un tirón de orejas a la desgracia ajena, que, al tiempo es propia, porque han comprado el lote. Y no hay nada que calce peor un currante en el orgullo de saberse manos vendidas, que  le insinúen que lleva chicle pegado a la enfermedad. De silicosis solo habla el que la padece, ni ‘mu’ del lado del que aprieta el botón de encendido. De conciliar, los sindicatos sacan una cartera de ensoñaciones para ver si de diez queda una.  Por si acaso, adelanta puestos el que paga con otra carta: los costes se han dilatado un 20%, las exportaciones han mermado otro tanto…y así tiende a infinita la queja y a menos cuatro la petición sindical. 
 

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