05/05/2025
 Actualizado a 05/05/2025
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Ha dejado este mundo terrenal el más popular y famoso hincha de la Selección Española de Fútbol. Tenía pensado poner a caldo a más de uno por el apagón que jamás iba a ocurrir en este país, pero Manuel Cáceres Artesero se ha ganado todo mi respeto, más que tantos canallas con despacho oficial y vacíos y falsos discursos.
Manolo ‘El del Bombo’ falleció en una cama de hospital a los 76 años y más de cuatrocientos partidos siguiendo a La Roja. Con diez Mundiales y ocho Eurocopas a sus espaldas, era sin ninguna duda el primer forofo del  equipo de todos. 

En los estadios repartía ánimo, ruido, cánticos y sonrisas como nadie. Se convirtió en la figura mediática, nacional e internacional, de la afición patria al balompié.
Su devoción al fútbol le deparó demasiados disgustos. Familia rota, negocios en ruina, salud quebrada… El alto coste personal y económico que sufrió en vida no le hizo retroceder en su mayor pasión. La pandemia del Covid terminó de rematar su conocido bar en las inmediaciones de Mestalla. Algunos de sus cinco hijos apenas le dirigían la palabra. Su esposa se marchó después del ultimátum definitivo. Vivía de una pensión de ochocientos euros y de la ayuda de los incondicionales.

Con su bombo, su camiseta de la selección, su boina y el pañuelo rojo al cuello, Manolo se convirtió en un icono. En 2017 lloró desconsolado porque le robaron su querido bombo, que acabó apareciendo. En 2022 la Federación de Fútbol dirigida por Rubiales le dejó tirado sin mundial de Catar. El disgusto le pasó factura.

La Roja ha perdido a su más fiel seguidor, a su fan número uno, al hombre que encontró en la selección nacional su particular leitmotiv. Manolo ‘El del Bombo’ se convirtió en patrimonio nacional, en una persona querida, en un símbolo de lo que el deporte puede aportar a una sociedad a menudo enfrentada por ideologías, relatos manipulados e intereses egoístas. 

DEP.
 

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