Bombillas por estrellas

19/09/2023
 Actualizado a 19/09/2023
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Desde este lado de la tierra se ve nublado el asfalto. Las venas negras que enlutan los pasos quedan más abajo, allí donde el hombre tiene mano y agria lo que toca con un superpoder de romper lo humano sin reconocerse en el espejo. De este lado del bosque todo es calmo y nuevo, aunque tenga siglos. Es brote y regusto a salvia. Una estampa imperturbable que deseamos desde allí abajo, donde el tráfico se convierte en autómata de carretera y la vida se pilota pisando el acelerador. Pero el deseo se estampa contra los muros de esa ola de evolución difícil de masticar. No hay profesores, ni médicos, ni bancos, ni cobertura móvil allí donde la huerta es ley y la gallina guiso. De este lado de la España vacía se vuelve a los eremitas por obligación, porque la convicción es cárcel urbanita, cuando la costumbre es facilitar la costura de los días en sun sofá cargado de lumbalgia sin justificar. Lo bucólico queda para momentos, y los pueblos se aparcan ahí, a la espera de la mano de nieve…La despoblación casa con un Bierzo rico en todo, hasta en expolios ajenos de grandes compañías que quieren desnudarlo para hacer crecer su armario de vestimenta. Venden bombillas donde hay estrellas, torres de viento donde los pulmones se hacen grandes. Venden, y compramos. Empatizamos con lo que otros apellidan progreso hasta que alguien nos despierta y habla claro «si nos dejamos nos comen» (José Luis Prada, 2023). Les gusta la casquería a los millonarios y por eso, o por el placer de vampirizar, nos han mordido en la sien más de una vez. Y, a medio seso, hemos conseguido ver cómo afilan los colmillos y babean para decir basta (revelación Prada). El Bierzo vuelve a la calle porque no le callan. Desde el estertor que ya le veía enmudecer bajo la tierra que en su paradoja interna,ahorale levanta en armas. Resucita para defenderse y decir que no necesita molinillos de colores en este arriba rural, donde cada quien tiene un nombre, por mucho que se disfracen de sostenibilidad y se pinten de verde, solo quiere que le dejen vendimiar a gusto, coger sus pimientos y manzanas para meter en la nevera del invierno, que bastante tiene con mirar al cielo para que vengan a decirle de qué tiene que vivir.

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