Bocados de León, I

Escuchaba hace unos días como Yolanda, la chef del afamado restaurante Cocinan Dos de nuestra ciudad presentaba un taller que impartía en la feria alimentaria por excelencia que se celebra en Barcelona y en el cual quería mostrar nuestra provincia a través de sus sabores. Lo titulaba algo así como ‘Conoce León a pequeños bocados’ y en él intentaba dar a conocer la provincia de León a través de nuestra gastronomía tradicional pero vista desde la óptica de una cocina moderna y rompedora con algunos de los estándares más populares. Escuchándola se me ocurrió hacer lo mismo, es decir dar a conocer la provincia de León en fotogramas, en pequeños bocados de paisaje, visto a través de mis paseos por estas tierras de montaña y polvo, de verde y negro, de sol y nube, de haya y de encina. Son tantas las posibilidades, que nuestro viaje será tan largo que nos ocupará varias semanas. Viajaremos de oeste hacia el este y del norte hacia el sur sin ninguna motivación o preferencia en especial. Comenzamos el viaje por las aldeas celtas de Suárbol y Balouta, ancladas en un pasado de hambre y miseria y de espaldas al resto de la provincia. Subiendo el puerto de Ancares encontraremos los macizos del Cuiña y Miravalles que a modo de vigías vigilan la entrada al valle cargado de abedulares, robledales y acebales que tiñen de verde sus laderas cuando el fuego no las calcina. A ambos lados dos ríos se enseñorean del paisaje abriéndose paso en valles profundos. El río Cúa que con Guímara, Peranzanes y Chano nos llena de castros celtas nuestra vista, valle de matriarcado y comercio ambulante. Al otro lado en valle del Burbia encierra forestas de cuento como el robledal de Cantexeira y el del Mostelar, el poblado de cuento de Campo del Agua cuyos arroyos buscan su salida hacia la señorial Villafranca que los espera aguas abajo, saludando al Jerte berciano que es el valle de Corullón a inicios de primavera con los cerezos en su esplendor. Al fondo vislumbramos la Peña de la Seo y a sus faldas…