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Blanco de vinagre

29/10/2023
 Actualizado a 29/10/2023
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¡Qué placer aceptar la sorpresa de aprender algo nuevo! Y si además hay comprobación científica, ‘bocata di cardinale’. Mi último experimento Quiminova está muy dirigido, por eso es de esperar que resulte bien. Como me chivaron que el percarbonato añadido a detergente y suavizado por vinagre reacciona con el agua de manera exotérmica, he intentado constatarlo, y de paso he puesto una lavadora de ropa blanca que tira menos a leche que a café, con intención de revertir esa situación. Pero ojo cuidado, había preparativos que hacer y muchas consideraciones a contemplar antes de la fase de ejecución.

Primero higienicé la lavadora. Seleccioné un lavado a 90º y eché no más que una pastilla de lavavajillas suelta en el tambor con el centrifugado bloqueado, porque de realizarlo sin carga la máquina quedaría para ingresar en el punto limpio. Luego hice la selección. Unas camisetas infantiles, una toalla de baño, un juego de sábanas, un polo y una camisa han sido todo. La colcha de entretiempo se ha quedado fuera. Si metemos ropa para dos lavadoras en una, sacaremos ropa para dos lavadoras igual de turbia que entró en una. La colada emprendida es solo de ropa blanca, ni gris clara ni rosita. Los pigmentos de estos colores son verdaderamente perniciosos para el blanqueado, por muy amorositos que se pinten a sí mismos. Tercero es respetar que las cantidades de reactivos son cruciales. Como se me había olvidado la recomendación sobre el percarbonato y en el paquete se daban instrucciones que me parecían excesivas, he optado por tirar por el medio. Primer desliz. La propia condición de esos reactivos también tiene su peso. Se lava mejor lo blanco con detergente en polvo y el color con detergente líquido. Segundo coladero. Y hay que saber lo que se compra. El vinagre blanco necesario no es el de aliñar la lechuga, es uno especial para limpieza. Aquí no he patinado, ya lo había hecho semanas atrás volcando sobre una toalla media botella que había en la encimera junto al aceite y la sal. El ultimo detalle de la fase húmeda es marcar la temperatura del agua a 40ºC. Son suficientes por lo de que la propia reacción aumenta unos grados y queremos sacar prendas, no jirones abrasados. 

En este momento, cuando la lavadora acaba de terminar, la ropa no ha salido más luminosa de lo que entró, tiene un cierto aroma ácido y algunas prendas lucen motitas amarillas de algún resto que debió de quedar en el tambor de una colada de color que cayó justo antes y confieso ahora. Contento estoy. Pero queda el último cartucho, secar al sol. Espero que funcione, que ya me he llevado una decepción lavando en seco una mecedora blanca que me quedó a franjas. De momento poco bocata, mala química y ningún aprendizaje.

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