Ningún cardenal dice querer ser papa, como nadie dice querer el Oscar o nadie dice ver Eurovisión. Como Yolanda nunca quiso ser todo lo que es. Yo tampoco lo querría. Finalmente las luchas vaticanas son intestinas, se llora con la estatuilla en la mano y el certamen europeo es el evento no deportivo más visto. Tal vez el esfuerzo de ocultarnos sea lo que más nos delata como sociedad. Este fin de semana, como todos saben, volverán a ganar los suecos (voy con ‘Expresso Macchiato’, y lo digo) en el show que no es ni justo ni objetivo ni se puede asegurar la inexistencia de tejemanejes; ¿acaso lo es el fútbol? 17 años. ¡Qué más da todo! A hacerse el asno.
Los Whatsapp nos revelarían a todos, también a Sánchez, que simplemente confirma los juicios (nada de prejuicios) en base a sus formas políticas. Nuestro Donald J. Sánchez exige sumisión, adulación, insulta a todo viviente y las autonomías le importan en tanto en cuanto haya cabezas que le puedan hacer de contrapeso, por eso las ha hecho perder. Yo, yo y solamente yo.
Todo se resume en una frase inicial de ‘Birdman’, que la define a toda ella: «una cosa es una cosa y no lo que se dice de esa cosa». Brillante, la mejor del siglo.
Eso que escondemos, mucho de lo cual son frustraciones y fracasos personales, lo sufren finalmente los del exterior. Lo volcaron anónimamente algunos esta semana, como paladas de excrementos, en un niño que cumplió su sueño. Víctor Muñoz tuvo la ocasión del empate en el clásico, se fue llorando y se vio obligado a desactivar los comentarios en redes sociales. Los tontos siempre existieron, pero ahora tienen una forma de difundir su burrez y desencanto. Nos indignamos del bullying a nuestros hijos, claro, para esto. Qué vida tan desgraciada y vacía, a mí no me daría ni tiempo de querer ser imbécil.
En ‘Birdman’ también citan a Shakespeare: «la vida no es más que una sombra caminante. Un mal actor que se pavonea y agita durante su hora en el escenario y luego no se le oye más. Es una historia contada por un idiota llena de ruido y furia que no significa nada». Somos actores malos, unos más que otros.