Entre los principales problemas a los que se enfrentan las empresas en España, de cualquier sector, se encuentran dos entre los que no es difícil hallar relación: la falta de mano de obra y el absentismo laboral.
Que la industria no sea capaz de encontrar los obreros que necesita, ni el dueño del bar abajo camareros, ni el bodeguero de Valdevimbre vendimiadores, no tendría por qué llamar la atención en un país con pleno empleo, pero en España nos encontramos con un 24 % de paro juvenil, eso sin tener en cuenta que las listas del paro están tan artificialmente reducidas por el Gobierno que ya se da el caso de que en nueve provincias de España hay más personas cobrando el paro que parados, como publicaba El Economista el pasado 3 de septiembre.
¿Dónde están todos estos jóvenes parados que no aparecen cuando las empresas ofrecen empleo? Quizá la respuesta tenga que ver con lo que me cuenta un amigo funcionario de un Ayuntamiento cercano a León: las bolsas de empleo quedan desiertas porque los parados a los que llaman manifiestan que están cobrando una ayuda y que no quieren trabajar.
En cuanto al absentismo laboral, que se ha duplicado en los últimos años, es sabido que su primera causa es la enfermedad común. No habría nada que decir si no fuera por el elevado porcentaje de bajas por causas psicológicas más que dudosas. Hay médicos de atención primaria que están dando bajas por depresión con una simple llamada de teléfono. Llame usted al ambulatorio diciendo que la vida es un asco y ya tiene baja por estrés para una temporada, si quiere prorrogarla marque el uno.
Pero por si eso fuera poco, resulta que al margen de la enfermedad común, la segunda causa de absentismo (nada menos que un 40 %) es la insatisfacción laboral. Es decir, que cada vez más gente que sí tiene trabajo no va porque no está satisfecha con él. Debe ser que a los demás, los que sí curramos, nos satisface mucho madrugar y pasar ocho horas en el tajo, en lugar de quedarnos en la cama.
Pues bien, según dicen los expertos, esta insatisfacción podría evitarse con una mejor gestión de recursos humanos, un entorno laboral más saludable o una cultura organizacional más inclusiva. En fin, que si la gente no va a trabajar es por culpa del empresario, como no.