jose-luis-gavilanes-web.jpg

El beso y su circunstancia

31/12/2023
 Actualizado a 31/12/2023
Guardar

Los grandes eventos, como las Navidades, generan fiestas, que promueven encuentros, que provocan besos. Es ese acto de presionar los labios contra la superficie de algo como una expresión social de afecto, cordialidad, cariño, saludo o amor. Pero, además, el beso muestra también una base erótica que tiene por fin íntimamente al otro. 

El beso proviene del latín basium. Aparece testimoniado tardíamente de la mano de la poesía de Catulo (siglo I a. de C.) refiriéndose al beso erótico de los amantes. Con anterioridad, referente al beso, existían los vocablos ósculo (de os-oris ‘boquita’ ) y suavium ‘beso amoroso’.

Haciendo un poco de historia hay que remontarse, en primer la lugar, al beso de Judas, como uno de los acontecimientos de la pasión de Jesús. En el año 33 de la era cristiana Judas Iscariote delató a Jesús de Nazaret ante el Sanedrin (comité judío compuesto por 71 miembros) mediante un beso en el huerto de Getsemaní a cambio de 30 monedas de plata. Beso que ha simbolizado tradicionalmente la traición.

Tanto el Evangelio de Mateo como el de Marcos utilizaron el verbo griego kataphilein, con el significado de «besar tiernamente o repentinamente». A más de uno, le vendrá a la mente un término similar: cataplines, de origen incierto y especie de eufemismo lingüístico a la palabra más grosera ‘cojones’. Algo parecido a lo que pasa con jolines (para evitar ‘joder’), dos (para evitar ‘Dios’) u ostras (para evitar ‘hostias’). 

Caminando por la historia, en llegando al siglo XIX, encontramos el beso contenido en estos célebres versos de Gustavo Adolfo Bécker: «Por una mirada, un mundo, / por una sonrisa, un cielo, / por un beso....yo no sé / que te diera por un beso».

Ya entrados en el siglo XX, tenemos como protagonista un beso musical en el intermedio de la zarzuela ‘La leyenda del beso’, de los músicos Reveriano Sotullo y Juan Vert, que se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid el 18 de enero de 1924. Mas tarde, Luis Gómez Escolar puso letra al intermedio para el grupo Mocedades, comenzando por: «Ay, amor de hombre / estás haciéndome llorar / una vez más...»

Por último, la repercusión internacional de un beso la ha protagonizado Luis Manuel Rubiales Béjar como presidente de RFEF. Tras el éxito mundial de la selección española de fútbol femenino en Australia, le espetó un bico (’beso’ en gallego) a la futbolista Jénnifer Hermoso, previa pulsión de los cataplines en el palco de autoridades. 

Aunque Dios no lo quiera, este podría ser un epitafio de un Rubiales interfecto: «Yace aquí don Luis Manuel / Rubiales por apellido. / Su primera sombra y luz / en Las Palmas sobrevino / y en Motril de residente / se elevó a ser presidente / del balompié femenino. / Viendo prestigio perder, / (se dice por ofender / con beso no consentido / a quien llaman Jennifer, / futbolista de buen ver / y Hermoso por apellido), / para oprobio de su ser / e incremento de sus males / se tocó los genitales / en indigno proceder / en palco de autoridades. / Pese a tan abyecto hacer, / no de todo arrepentido, / ha causado grande zumbido / en España y por doquier. / Mas, no creyendo delito / su sexual proceder, / ni dando el brazo a torcer, / dijo retumbando en grito: / ‘¡No dimito y no dimito! / omitiendo expresar: ¡joder!’. / Así es como Luis Manuel / llegó a postrero destino / al cabo de recorrer / muy turbulento camino. / ¡Quiéralo Dios acoger, / que a mi modesto entender / no fue bico mal servido. / Y tocarse los cojones, / no le demos más ‘porqué’, / fue instintivo proceder / por sentir un gran picor / debajo de los calzones».

 

Lo más leído