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La berrea

05/10/2025
 Actualizado a 05/10/2025
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Por estas fechas los montes celebran al atardecer el espectáculo sonoro de la berrea sin entradas con tarifas dinámicas ni pesadilla de interacción en la web de Ticketmaster. Solo hay que acudir a una de nuestras reservas de la biosfera y poner la antena. 

Para un oído no entrenado los cérvidos (que nos ocupan) y los bóvidos (que no) sonarán parecido inicialmente, y es que lazos familiares comparten todos esos comeyerbas, con el rebeco como bastardo de un lado y de otro, diría yo. Pero después de un ratito y si la lluvia no amortigua la onda portadora, la insistencia y el diálogo que parecen establecer los encelados les sacará de dudas. Nunca vaca dio tanta réplica infatigable de polemista. Porque es lo que parece más bien la berrea, un debate quejoso y respetuoso clamado al cielo y no una lucha de estomagantes machirulos pecho palomo de esos que tanto sufren escuchando y aceptando al otro.

No ver a las criaturas que berrean tiene el mismo encanto sincopado que el misterio generado por músicos como Daft Punk o John Talabot al ocultar sus rostros. Son condición de placer adulto que no haya confirmación visual y no poder distinguir si se enzarzan simples corzos o ciervos adultos de catorce puntas (de queratina buena) como los que persiguen los cazadores llegados en avión privado al parque de Cabañeros. Todos son de Dios, diría el ecologista cristiano. 

El único inconveniente de estas ocasiones son los omnipresentes mastines, dueños de todo el territorio del norte leonés sin contestación, por mucha población lobuna que se denuncie. La ganadería extensiva de bovino para carne, cuyas piezas no se estabulan apenas, quizá sea la gran culpable, pero la dejadez de los pastores a cargo pone la guinda. 

De cualquier modo, es la berrea un momentazo mucho más evocador que la visión del ordenamiento por poderío animal de los tiros de los carros en el desfile de San Froilán. De los grandes bueyes a los burrines más jijas, todos sometiditos sin chistar. En todas las familias los hay que nacen con estrella y estrellados. 

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