Rosa Román

La belleza interior

26/01/2024
 Actualizado a 26/01/2024
Guardar

Resulta contradictorio escuchar que la verdadera belleza se encuentra en el interior, asociada a valores como el respeto, la justicia, la equidad, la empatía o el altruismo, y que el resto solo es fachada. ¡Me río yo! En León, proliferan, desde hace más una década, Centros médicos repletos de tratamientos de cirugía y medicina estética, que prometen mejorar y prolongar la belleza exterior. Lo más gracioso es, que quienes traspasan esas puertas quedan abducidos, e hipnotizados y con las pupilas rotando de emoción, no parpadean en ‘quemar’ su tarjeta y endeudarse hasta la coronilla o hasta las cejas (nunca mejor dicho). Están convencidos de que, al salir hechos unos querubines de piel nívea, estirada y figura perfecta, escucharán ‘la gran mentira’: «qué joven, qué bellezón, qué cuerpazo...» ¿En qué quedamos?¿No era la belleza interior tan importante? Mantengo la calma pero no puedo… ¡Cuánta belleza interior, cuánto fulgor erudito, cuánta empatía desprende un láser CO2, un botox, una lipoescultura o un lifting de ojos, mandíbulas y pómulos! ¡Oh, Platón, baja y rescátalos!

 Una amiga que se aburría, dudaba si matricularse en Psicología o someterse a implantes varios. Adivinen… ¡Bingo! Optó por la belleza interior (algo le insertaron a la altura del tórax). Luego, por motivos laborales, se trasladó a Chile con su marido y sus hijas, y años después volvió bellísima por fuera, y divorciada; de la facultad de Psicología no se supo nada. Omitiré sus andanzas por el país andino por ser un tema privado. No es un chiste, aunque podría serlo. 

 Volviendo al lío. De nuestra ‘belleza interior’ también se encargan Google e Instagram, que son muy listos. En mi bandeja de entrada se reproducen, como esporas, mensajes cameladores que aseguran convertirme en el colmo de la belleza exterior mediante cirugías, infiltraciones y estiramientos múltiples. Creo que el algoritmo va a su ‘bola’. ¡Cuánta preocupación por mí persona! ¡Gracias, «Insta»! A ver si te enteras, por ahora, como soy ‘muy superficial’, acudiré a mi Club de lectura, leeré, madrugaré, corregiré legiones de exámenes, y procuraré que mi nevera no parezca un desierto (ésta no se reproduce sola, ¡cachis!). Y cuando decida convertirme en un fachón, me volveré loca, ingresaré en uno de esos Centros de belleza ‘exterior’, dilapidaré mis ahorros y dejaré a mi familia sin comer durante un año.

 Bromas aparte. En realidad, la belleza interna suele ser intrínseca a la condición humana (omito a psicópatas y narcisistas), y conforme crecemos, intentamos dar brillo a nuestro interior y a nuestro exterior. ¡De verdad! ¡Que sí! Que la belleza interior es todo lo mencionado al principio, pero las Iglesias están cada vez más vacías. Entraré en una y rezaré: «por favor, que se abran más Centros de belleza interior», porque los de belleza ‘exterior’ se reproducen solos. Amén.

 

Lo más leído