A poco más de dos meses para las municipales y autonómicas –que, dada la situación actual, también deberían ser generales– a la extrema izquierda no le llega la camisa al cuello. Ni siquiera la abotonadura a la tripa. El descarado afán de quienes la dirigen es dar la nota cual vulgares activistas desnortados. Como siempre. Los mismos individuos e ‘individuas’, que con galones deshilachados y estrellas oxidadas, venían a asaltar los cielos y acabar con esa ‘casta’, que tanto odio les producía. La casta, esa ‘casta’, ahora, son ellos, aunque se preocupen por parecer lo contrario ante la opinión pública. Sepulcros blanqueados. Pero no cuela. Aquello, por ejemplo, de los tres salarios mínimos que tanto repitió Pablo Iglesias en los inicios de Podemos, pasó a mejor vida, y hoy, todos los ungidos, viven como marqueses. Incluido el vocero Echenique y sus fijaciones extemporáneas.
La última bazofia que, en cónclave, se les ha ocurrido, es poner en la picota al empresario Juan Roig, el dueño y presidente de Mercadona, a quien injurian y tildan de todo menos de bonito. Lo califican de capitalista despiadado, usurero y hasta de caco. «Además de meterte la mano en el bolsillo, te mea en tu cara», ha escrito en las redes sociales el locuaz Echenique, con su típica y desgastada elocuencia de mercadillo. Ese es el nivel. El argentino nacionalizado español, que comenzó su politiqueo en Ciudadanos, acabó degenerando de sus ideas para travestirse en comunista.
Habría que concluir que quien se mea en la jeta de millones de trabajadores (y trabajadoras) es él desde la atalaya del Congreso de los Diputados. Con un sueldo de 130.000 euros anuales, salario que no está al alcance de cualquiera a no ser que sea ‘casta’, bien se puede mear desde las alturas. En cascada. A chorro. Al igual que sus compinches y ‘compinchas’, quienes, al amparo de la política, han dado con la piedra filosofal. Deberían correrles a ‘gorrazos’ (lo culto sería a porrazos) todos aquellos que, en su día, confiaron en alcanzar un mundo encantado gracias a sus pervertidas promesas. Antes de meter, prometer, después de metido, nada de los prometido. Una trampa.
Como todo el mundo sabe, el ‘despiadado’ Juan Roig es un empresario que gana dinero. De cajón. Para eso arriesgó su patrimonio. En cualquier caso, un tipo inteligente. Pues bien, gracias a su ‘usura’ ha logrado crear cerca de cien mil empleos directos, es decir, en plantilla. Fijos. Un lujo para el tejido laboral español y su economía. Hala, Echenique, cógela por el rabo y sigue por la misma trocha. Continúa jugando a las descalificaciones, a ver si a Roig se le hinchan las pelotas. Que a este ritmo se le acabarán inflamando. A Roig y a otros empresarios, hartos de tanta bandolería dialéctica.
Bandolería dialéctica
19/03/2023
Actualizado a
19/03/2023
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